Planta original del palacio de la Aljafería. El palacio islámico conserva parte de su primitivo recinto fortificado, de planta cuadrangular y reforzado por grandes torreones ultrasemicirculares, a los que se suma el volumen prismático de la torre del Trovador, cuya zona inferior, datada en el siglo IX, es el resto más antiguo del conjunto arquitectónico. Este recinto alberga en su parte central unas construcciones residenciales que responden al modelo de tipo palaciego islámico de influencia omeya. Por fuera se aprecia el espíritu defensivo y la reciedumbre de las murallas. En el interior, con una delicada belleza ornamental, presenta un esquema compositivo a base de un gran patio rectangular, a cielo abierto y con una alberca en el lado sur. A continuación dos pórticos laterales, con arquerías mixtilíneas y polilobuladadas, que actúan a modo de pantallas visuales. Al fondo, unas estancias tripartitas que en sus orígenes estaban destinadas para uso ceremonial y privado. En este lado norte se encuentra un pequeño oratorio de planta octogonal de reducidas dimensiones.

Todas estas obras se corresponden a las realizadas en la segunda mitad del siglo XI, bajo el mandato del rey Abu-Ya far Ah-mad ibn Hud al-Muatadir. Reflejan la importancia cultural y el virtuosismo plástico de la corte de este rey. Este palacio es una de las mayores cimas del arte hispanomusulmán. Sus aportaciones artísticas serán retomadas más tarde en la Alhambra de Granada y en los Reales Alcázares de Sevilla.

Estado actual del palacio de la Aljafería, hoy sede las las Cortes de Aragón. 1.-Puente. 2.-Foso. 3.-Puerta de ingreso. 4.-Muralla musulmana. 5.-Patio de San Martín. 6.-Capilla de San Martín. 7.-Torre del Trovador. 8.-Oratorio. 9.-Patio de Santa Isabel. 10.- Planta baja: salas del palacio islámico; planta intermedia: salas de los Reyes Católicos; planta superior: salas del palacio cristiano medieval. 11.-Patio de armas. 12.-Cuarteles de Carlos III. 13._Torreones neogóticos de 1868. 14.-Hemiciclo de las actuales Cortes de Aragón. En color ocre claro, el área monumental. En ocre más oscuro, la parte habilitada como sede de las Cortes de Aragón.

Tras la reconquista de Zaragoza por Alfonso I el Batallador en el año 118, se inició la andadura cristiana de la Aljafería, de tal manera que se convirtió en el palacio de los monarcas aragoneses, quienes, además, llevaron a cabo importantes obras de ampliación y de reacondicionamiento en su interior. De este periodo medieval (siglo XII-XIV) cabe citar la capilla de San Martín,la denominada "alcoba de Santa Isabel2, y sobre todo, las salas del palacio mudejar del rey Pedro IV, coronadas por unos espléndidos alfarjes, recientemente recuperados.
A partir de 1593, por mandato del rey Felipe II, el ingeniero sienés Tiburcio Spanochi diseñó los planos para transformar la Aljafería en un fuerte o ciudadela "a la moderna", para lo cual se dotó al conjunto de un recinto amurallado exterior, con baluartes pentagonales en las esquinas y con un imponente foso de circunvalación de paredes en ligero talud y con sus correspondientes puentes levadizos. Durante los siglos XVIII y XIX se realizaron profundas intervenciones para sus adaptación como acuartelamiento. Se conservan los bloques construidos en tiempos de Carlos III y dos de los torreones neogóticos añadidos en 1868, tiempos de Isabel II.
El palacio islámico conserva parte de su primitivo recinto fortificado, de planta cuadrangular y reforzado por grandes torreones ultrasemicirculares, a los que se suma el volumen prismático de la torre del Trovador (derecha), cuya zona inferior, datada en el siglo IX, es el resto más antiguo del conjunto arquitectónico. A partir de 1593, por mandato del rey Felipe II, el ingeniero sienés Tiburcio Spanochi diseñó los planos para transformar la Aljafería en un fuerte o ciudadela "a la moderna", para lo cual se dotó al conjunto de un recinto amurallado exterior, con baluartes pentagonales (en medio de la imagen, y abajo) en las esquinas y con un imponente foso de circunvalación de paredes en ligero talud y con sus correspondientes puentes levadizos.
Relieve en estuco policromado de la Aljafería (Zaragoza)
Aljafería: patio de Santa Isabel
Aljafería (Zaragoza). Patio de los mármoles. Siglo XI
La arquitectura taifa utiliza preferentemente el ladrillo y la mampostería como materiales constructivos. En cuanto a los soportes, se mantiene la preferencia por la columna, con capiteles que derivan del arte califal del siglo X. Es característico en éstos el alargamiento del cañón, con lo que se señala claramente la estructuración de las dos zonas de los capiteles corintio y compuesto, a la vez que se da mayor independencia a las hojas de acanto, que se tallan con atauriques y lazos.
Aljafería (Zaragoza). Puerta de entrada a la mezquita.
Aljafería (Zaragoza). Puerta de entrada a la mezquita.

El ámbito más destacable del conjunto es la mezquita, a la que se accede por el lado este del pórtico de la sala del trono. Una puerta de herradura califal da acceso a una sala octogonal, que por sus dimensiones hace pensar en un pequeño oratorio. Orientado hacia el sudeste encontramos el mihrab, muy similar al de la mezquita de Córdoba. Las paredes están recubiertas con planchas de estuco. El segundo piso es una sucesión de ventanas geminadas que dan a nichos. Los arcos son polilobulados y entrecruzados.
De este palacio, sede de la taifa de Zaragoza, hay que referirse especialmente a la delicadeza y fantasía de los arcos. Los más bellos, en la fachada sur del patio, muestran una exuberancia y complicación que recuerdan más a tejidos que a arquitectura.
El arco de herradura acentúa la mayor anchura de la clave respecto a los salmeres, se mantiene la alternancia de las dovelas-generalmente una decorada y otra lisa- y se decoran con atauriques o media esfera gallonada las enjutas, es decir, los espacios entre el alfiz y la curva del arco. Asimismo se utilizan arcos lobulados y de herradura apuntados, que se entrecruzan con frecuencia con organizaciones decorativas como lacerías en forma de arcos. Con valor decorativo surgen el arco mixtilíneo, formado por sectores lobulados y otros quebrados -claro precedente de los que veremos en el arte hispanoflamenco-, el polilobulado -cuyo primer lóbulo es convexo-, y el mixto, es decir, el formado por dos ramas de diferente tipología. El valor decorativo que se concede al arco determina que se entrecrucen, se superpongan e incluso se opongan -invirtiendo uno de ellos-, dando lugar al arabesco o combinación geométrica de gran efecto ornamental. En muchos casos, el papel estructural de los arcos exentos es nulo: ocultan una organización adintelada en la que el arco es como una colgadura que se sujeta a la estructura interna de ladrillo o madera.
Ajafería (Zaragoza). Cúpula del mihrab reconstruida.
Ajafería (Zaragoza). Cúpula del mihrab reconstruida.