El Generalife fue el palacio de verano de los sultanes nazaríes. Muhammad II emprendió la realización de las obras entre 1273 y 1302. En 1319 se completaron las obras para conmemorar su victoria sobre los Infantes de Castilla. El impacto sensorial que causó a los cristianos la frescura de las plantas, el rumor de los surtidores y la decoración de los pabellones se presiente ya en el romance fronterizo de Abenámar:

¿Qué castillos son aquéllos?
!Altos son y relucían¡
El Alhambra era, señor,
y la otra la mezquita [...]
El moro que los labraba
cien doblas ganaba al día,
y el día que no los labra
otras tantas se perdía.
El otro el Generalife
huerta que par no tenía.

También el agua y los jardines son un componente característico de la villa, tanto de la rústica como de la urbana que transporta a la ciudad los valores de la atmósfera rural. Las distintas dependencias de la Alhambra tienen como objetivo principal el de proporcionar placer físico a las actividades diarias que en ellas se desarrollasen. Tendrían, pues, como función, la satisfacción sensual. Pero las inscripciones de sus paredes nos hablan también de una función simbólica. Así, el poema del pórtico que precede a la Sala de la Barca, celebra la toma de Algeciras el 1369, o bajo la cúpula del Salón de Embajadores está escrita la sura 57 del Corán, lo que convierte su decoración en los siete cielos de la cita coránica. Y en el nicho central un poema nos indica que Yusuf I lo utilizó para instalar su trono. La habitación. Poder terrenal y significado cósmico se fusionan: bajo los siete cielos de la cúpula central descansa el gobierno terrenal del rey, y su morada es más espectacular que la de las estrellas.