Cristos articulados

Imágenes articuladas y de vestir

Había algunas imágenes de vestir. En ellas sólo se esculpía la cabeza, las manos y, a veces, los pies; el resto eran maniquíes articulados de vestir. Se suplían las carencias de talla con un deslumbrante ajuar de túnicas, sayas y mantos bordados, potencias y coronas de oro. Con ello se llega a la cumbre de la teatralidad barroca

Postizos

Se intenta por todos los medios que las imágenes parecieran reales por lo que se hizo uso del recurso al postizo, es decir, la colocación de cabellos reales, unas de asta, dientes de vidrio y lágrimas de cristal o de resina; además las heridas se trataban con aserrín o estuco para que las postillas causaran más impresión. Arriba, imagen curiosa de la Virgen de Juan Lagos, en México; a la izquierda tal como es; a la derecha, con los vestidos, joyas y el pelo natural.
Gregorio Fernández, que parte del manierismo, evoluciona hacia el naturalismo barroco. Se adapta a los ideales contrarreformistas de la época que consideraban al realismo como el lenguaje plástico apropiado. Para ello, las figuras no sólo se policroman, sino que se añaden postizos variados como cristal para los ojos, marfil para los dientes, asta para las uñas, resina para el sudor y las lágrimas y el corcho para los coágulos de sangre. Arriba y abajo, detalles del Cristo yacente del Museo Nacional de Escultura de Valladolid.


Dolorosa de José de Mora con lágrimas de resina.