Los efectos de la pintura se van imponiendo en la escultura. Representa un fugaz momento, lo que es propio de la pintura. También se aprecia el contraste sicológico entre el asombro de Apolo y la sensación de fatalidad de Dafne. La finura del modelado es algo patente. El momento elegido es el del final de la persecución, cuando al abrazar el dios a la ninfa, el cuerpo de ésta se convierte en un árbol.