El sepulcro es complejo. Tiene cuatro alegorías y una composición profunda. Las alegorías que aparecen son de izquierda a derecha y de delante a atrás las de la Caridad, Verdad, Prudencia y Justicia. El pontífice no aparece aquí de un modo arrogante, sino arrodillado humildemente y sin la tiara. Bajo él esta la puerta de una de las sacristías de San Pedro, utilizada aquí en un sentido dramático y espacial como entrada al Más Allá. Esta es señalada por la Muerte, no como la Fama del Sepulcro de Urbano VIII, sino portando un reloj da arena a modo de recuerdo de su omnipresencia.