La tienda del anticuario, pequeña obra de 50 x 58
cms, fue pintada al óleo sobre tabla para el infante don Luis
(hermano de Carlos III, su protector. Vemos el interior de una
habitación, interpretada como un simple "almacén de tejidos" o como
una tienda de antigüedades, en la que se venden ricas telas,
jarrones y platos de porcelana y vidrios, que aparecen dentro de
estantes adornados de rocalla. También cuelgan pinturas en las
paredes. Un personaje, tras el mostrador,
parece curiosear y uno se aúpa para colocar una pieza de tela en un
armario. La exquisitez, el preciosismo rococó, la elegancia de las
formas, las sutilezas de los brillos de los diferentes tejidos y
objetos no son incompatibles en Paret con una descripción realista
de esta escena burguesa. Es una de las obras maestras de Paret,
rebosante de vivacidad, con un espíritu de observación de lo
cotidiano y un delicado encanto que constituyen lo esencial de su
estilo personal. |