Canaleto, cuyo nombre verdadero era Giovanni Antonio Canale (1697-1768), representa en muchos aspectos la quintaesencia del vedutismo (veduta en italiano significa "vista" y se aplica a la representación de una ciudad o de un paisaje de concepción esencialmente topográfica, especialmente una que sea fiel y permita la localización del lugar).
Sus obras tienen el mismo grado de ilusionismo espacial y de concreción física que las de Carlevaris -el primer especialista veneciano del género-, con el que trabajó en sus comienzos, pero al mismo tiempo su disposición es más refinada y teatral y, por otra parte, estaba singularmente dotado para poetizar el ambiente. A veces se le reprocha haber sido víctima de su propio éxito y hay ciertamente una notable diferencia entre sus primeras vedute y las realizadas en los años de éxito, cuando, auxiliado por numerosos discípulos, se limitaba en ocasiones a proveer un esbozo y el dibujo de la vista y a dar los últimos toques al trabajo realizado por sus discípulos. Basta comparar la Vista de la Carità (1725, Montreal, antigua colleción Hosmer) o la Vista de los alrededores de Murano (obra también temprana, actualmente en el castillo de Windsor y que a veces ha hecho pensar en Guardi) con La plaza de San Marcos (hacia 1760, Londres, National Gallery) para percibir el sentido general de su evolución. Las primeras, de toque más ligero, son infinitamente más vivaces y ricas en calidades atmosféricos; luces y sombras son utilizadas con mayor libertad.
En La plaza de San Marcos la sensación de espacialidad es creada en lo esencial por la construcción geométrica, las formas se han hecho más precisas, la iluminación más uniforme y ante la inmensa panorámica y la falta de movimiento de las figuras no se puede evitar una cierta sensación de intemporalidad. Quizá quepa deducir de todo ello que con el paso de los años Canaleto caminó hacia la rigidez y una cierta despersonalización, pero cabría también pensar en el avance hacia una visión objetiva, científica, de la realidad, una visión en la que los sentimientos personales o los factores pasajeros son excluidos en razón de la exactitud del dato y de la firmeza de la construcción.
La elección de los temas de Canaletto depende sobre todo de las preferencias del mercado artístico y, especialmente, del inglés. El examen de detalle permite ver diminutas figuras hechas con manchas de colores puros en las más distintas situaciones: comprando, paseando, charlando... Se sirve de una técnica precisa y basada en el dibujo. La ciudad, que es el objeto primordial de la obra, se convierte en objeto metafísico. Esta "vedute ideale" como le gustaba llamarlas, constituye un documento gráfico de gran exactitud topográfica gracias a la utilización de la cámara oscura, con la que fijaba los puntos de fuga de una secuencia paisajística.
Canaletto, reproduciendo aspectos de la Venecia monumental y de la cotidiana, descubre una nueva concepción de la realidad, poéticamente optimista, separada de todo decorativismo escenográfico y barroco. De esta posición del artista ante la realidad, no mitologizada sino de acuerdo con el pensamiento iluminista, surge una nueva voluntad de expresión poética.