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Vista actual de la fachada de la iglesia de
San Pablo. En el lugar en que se alza esta iglesia ya
existía una iglesia conventual. A mediados del XV se eleva el actual
templo gótico sufragado por el cardenal Fray Juan de Torquemada, tío del
inquisidor general Tomás de Torquemada. A su muerte continuó el
mecenazgo Fray Alonso de Burgos, confesor de Isabel la Católica. El
elemento más destacado del edificio es la fachada realizada en dos
momentos. La parte inferior la realiza Simón de Colonia entre 1497 y
1500. En 1600 se hace con el patronato de la capilla mayor el Duque de
Lerma, quien mandó realizar a comienzos del XVII, importantes obras en el
templo, sobre todo la remodelación de la fachada. |
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En esta adaptación se ve la fachada tal como
sería a comienzos
del XVI. La fachada alcanzaba solamente la altura de la imposta situada
sobre el rosetón central, en la que se aprecian dos gárgolas y sobre la
que descansaba el frontón superior, en cuyo frontispicio figura el
emblema de los Reyes Católicos sujetado por dos leones rampantes. A los
lados quedaba acotada por dos pilares, en forma de altos pináculos
escalonados que aún permanecen en su emplazamiento, decorados con
numerosas esculturas bajo doseletes. Tenía una discreta torre
campanario, cuyo aspecto se desconoce, pero que bien pudo ser similar al de la torre de la iglesia de San Lorenzo, que
desapareció en la reforma realizada por el Duque de Lerma.
Esta primitiva
fachada se articula en dos grandes cuerpos separados por impostas, uno
inferior con la puerta de acceso en forma de arco conopial abocinado,
cobijada bajo un amplio arco carpanel, y otro superior reticulado en
cuyo centro se abre un rosetón. Sobre este conjunto se colocaría el frontón que hoy corona
la fachada, a una altura inferior de como aparece en la actualidad. Todo
ello planteado como una exaltación de la orden dominica y de la
monarquía de los Reyes Católicos.
Esta fachada-retablo de piedra
está decorada con un abigarrado programa iconográfico propio del gótico
hispano-flamenco, también conocido como gótico isabelino. La
ornamentación sigue el gusto por el horror vacui de
reminiscencia mudéjar; recubre la totalidad de los paramentos.
Los elementos
ornamentales muestran un típico repertorio tardogótico: tracerías
geométricas, retículas romboidales, arcos lobulados y conopiales,
rosetas, escamas, orlas vegetales caladas, doseletes y cresterías, con
infinidad de esculturas entre ellos. |
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El frontón, que pertenecía a la fachada del XVI y se
coloca en el XVII en lo alto de la fachada, está totalmente
recubierto por un tapiz de escamas y constituye un motivo de exaltación
y propaganda política. Está presidido por un enorme emblema de los Reyes
Católicos, sujeto por leones que en sus patas también sostienen el yugo
y las flechas y sobre cuya corona se alza el águila de San Juan. La
aparición de la granada en el escudo nacional data su ejecución en fecha
posterior a 1492. Una veleta y una cruz de forja ocupan el vértice
superior del frontón triangular. |
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En 1600 se hace con el patronato de la
capilla mayor el Duque de Lerma, que acometió importantes obras en el
templo. Su fin era convertir la iglesia en el centro religioso de un
conjunto palaciego que acogería la corte en Valladolid, hecho que se
consumó en 1601 y se prolongó hasta 1606. Los trabajos más destacados
fueron diversas obras en el interior de la iglesia y, sobre todo, la
remodelación de la fachada [en color amarillento], a la que se
realizó una limpieza y se aumentó considerablemente en altura con un
añadido superior en forma de tres cuerpos de trazado reticular, lo que
hizo necesaria la colocación de dos potentes contrafuertes laterales que
simulan torres al estar rematadas por espadañas con función de
campanarios.
Además mandó eliminar
todos los emblemas de Fray Alonso de Burgos de la fachada y sustituirlos
por los suyos propios, añadiendo otros dos enormes en las torres,
acompañados de lápidas conmemorativas, y otros doce sujetados por leones
colocados sobre pilares que acotan el ámbito de la entrada, todo ello
con fines propagandísticos, al tiempo que en el centro de la plaza mandó
colocar un crucero procedente de la iglesia de Santiago. Con estas obras
el primitivo aspecto de la fachada quedó trastocado por completo. Esta
ampliación explica la repetición en la fachada de la iconografía del
santoral, como los principales santos dominicos, que aparecen por
duplicado, y los evangelistas, que se repiten hasta tres veces. |
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Ha sido objeto de
numerosas hipótesis quiénes fueron los escultores participantes en la
fachada Se ha señalando la posible intervención, junto a Simón de
Colonia, autor de la traza general, de su hijo Francisco de Colonia y de
un grupo de discípulos de Gil de Siloé, teorías basadas en las
similitudes con los modelos burgaleses que aparecen en la Capilla del
Condestable, en la iglesia de San Nicolás y en la Cartuja de Miraflores.
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Sobre la puerta, a modo
de tímpano, aparece bajo un gran dosel la escena de la Coronación de la
Virgen por la Santísima Trinidad, compuesto con figuras a distintas
escalas. A los lados de la Virgen aparecen el Padre y el Hijo sujetando
una corona sobre la que se coloca el Espíritu Santo en forma de paloma;
al fondo y a los lados un coro de nueve ángeles músicos; a la izquierda
aparece Fray Alonso de Burgos como donante, revestido de pontifical, de
rodillas, rezando y amparado por San Juan Evangelista, que sujeta como
atributo la copa emponzoñada; en el lado opuesto se halla San Juan
Bautista, identificado por su aspecto de asceta y por portar el cordero
que prefigura a Cristo; en ambos lados ángeles tenantes muestran escudos
en los que originariamente aparecía la flor de lis, emblemas de fray
Alonso de Burgos que serían reconvertidos en emblemas del duque de
Lerma. |
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A los lados de la puerta, sobre pilares
compuestos y columnas adosadas, se apoyan figuras de santos de gran
tamaño y santas de pequeño formato. A la izquierda se aprecian a San
Pedro Mártir, sujetando la palma de martirio con las tres coronas a las
que renunció y un machete clavado en la cabeza, Santo Domingo de Guzmán
con una antorcha y un libro en sus manos y un perro a los pies, junto a
tres santas sin identificar de menor tamaño. El esquema se repite a la
derecha, con las figuras de Santo Tomás de Aquino, con la maqueta de una
iglesia en la mano, San Vicente Ferrer en su condición de prestigioso
predicador.
De nuevo en las enjutas
dos parejas de ángeles sujetan escudos. |
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En torno al rosetón hay una menor
densidad de esculturas, con los muros tapizados por distintos tipos de
tracerías. Una cornisa con dos tipos de motivos, hojarasca y arquillos,
separan este cuerpo del inferior. Colocadas bajo doseletes aparecen en
el centro tres figuras sedentes que corresponden a Dios Padre y a los
lados San Pedro y San Pablo, con las llaves y la espada respectivamente.
Bajo las arquerías lobuladas se ubican los Cuatro Evangelistas sentados
ante sus pupitres y acompañados de los símbolos del tetramorfos |
Evangelistas |
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Iconografía |
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Arriba, a los lados del
rosetón y bajo arcos conopiales se hallan parejas de ángeles tenantes de
gran formato. Coronando el arco sobre el rosetón está una figura no
identificada con barba, turbante y una filacteria que se ha interpretado
como un profeta. |
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La ordenación del cuerpo alto de la fachada
rompe con el goticismo de los cuerpos inferiores y responde al gusto
clasicista imperante en los inicios del siglo XVII, a pesar de lo cual
es evidente que se procuró mantener un sentido unitario en la estética
del conjunto, para lo cual se reaprovecharon altorrelieves góticos de
procedencia desconocida y se hicieron nuevas esculturas por destacados
maestros.
Se estructura en tres
cuerpos divididos en cinco calles, con un fondo unitario tapizado de
estrellas, resaltadas y rehundidas alternativamente, elementos que
aluden al emblema familiar del Duque de Lerma. La ordenación
iconográfica responde a un criterio bien estudiado, reservando los dos
cuerpos inferiores a Cristo y el superior a las glorias dominicas y la
Virgen.
En las tres calles
centrales de los cuerpos inferiores aparecen colocados bajo doseles seis
altorrelieves góticos relacionados con el triunfo de Cristo que
presentan las escenas de Las Marías ante el sepulcro, la Resurrección,
el Encuentro camino de Emaús, la Aparición a los discípulos, San Juan y
San Pedro ante el sepulcro y la Duda de Santo Tomás. En las calles
laterales inmediatas aparecen las figuras del rey David, Salomón y dos
profetas, los cuatro atribuidos a Francisco de Rincón, y en los extremos
los Cuatro Evangelistas dentro de nichos, iconografía que se repite por
tercera vez a lo largo de la fachada. [para mayor tamaño, pulsa sobre
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En el cuerpo superior y
separados por bandas góticas reaprovechadas, talladas con hojarasca,
niños y animales, aparecen en el centro la Virgen con el Niño, Santo
Domingo de Guzmán y Santo Tomás de Aquino dentro de hornacinas. A su
lado dos grandes escudos de armas del Duque de Lerma rodeados de
guirnaldas y en los extremos otras dos hornacinas con San Pedro de
Verona y San Vicente Ferrer. Los cuatro santos dominicos situados en
este cuerpo, todos ellos realizados en el momento de la ampliación,
repiten su presencia en la fachada, pues son los mismos que aparecen en
gran tamaño a los lados de la puerta. |
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