La "Piedra de la Locura" ha sido siempre una nota
referencial en la Historia de la Medicina, ejemplo del absurdo y la
necedad, pero también un signo ingrato de la credulidad humana. Ya
hacia el año 900, el médico persa Rhazes denuncia lo siguiente:
"Algunos de los curanderos milagrosos afirman sanar la epilepsia y hacen
una abertura en forma de cruz en la parte posterior de la cabeza y
simulan extraer algo ¡que ya tenían anteriormente en la mano...!".
En realidad aquí el concepto de locura no sólo hace referencia
exclusiva al tema de la enajenación mental o la demencia, sino a una
situación más amplia, aquella al que el humanista Erasmo de Rotterdam
(1466-1536), experto en el tema gracias a su inteligente y satírica obra
"Elogio de la Locura", hacía referencia como estupidez, tontería, sandez
o majadería, en una sabia combinación con la bobería, la mezquindad e
incluso la malicia.
Que el Bosco eligiera precisamente esta forma para hacer una denuncia
contra el fanatismo de los hombres, es ciertamente intencionado y se
encuentra a menudo en su obra. El tratamiento que da El Bosco al tema
resulta hilarante. Plantea la escena rodeada por una leyenda en hermosos
caracteres góticos en la que se lee: Meester snyt die Keye
ras, myne name is lubbert das ("Maestro, quíteme la piedra, me
llamo Lubbert Das". Este nombre del paciente es un tópico en la
cultura neerlandesa que se usa para designar la máxima estupidez humana.
Viene a decir «mi nombre es tonto». |
Un falso doctor que, en vez de un
birrete lleva un embudo en la cabeza (símbolo de la estupidez), extrae
la piedra de la cabeza de un individuo mayor y grueso -tal vez el
corpulento ciudadano se dejó animar por la monja y el monje a ponerse en
manos del curandero- que mira hacia
nosotros. Digno de señalar es, que el curandero, en contra del título
del cuadro, no saca de la cabeza una piedra, causa de la epilepsia, sino
un tulipán. Encima de la mesa, un poco más apartado, se ve otro tulipán,
¿o estará allí preparado para la próxima maniobra de engaño?. ¿Se le han
acabado las piedras al operador?, ¿o se "trata" aquí una forma de
epilepsia especialmente grave de origen más complicado"? La bolsa de dinero
que lleva está atravesada por un puñal, símbolo de su
estafa. El tema es usado como una crítica expresa contra los que creen estar en
posesión del saber pero que, al final, son más ignorantes que aquellos a
los que pretende sanar de su «locura». Está acompañado por dos
religiosos: un clérigo con un cántaro de vino que parece bendecir este
supuesto acto quirúrgico y una monja con cara de aburrida que lleva
sobre su cabeza un libro cerrado, lo que hace pensar que son alegorías
de la superstición y la ignorancia, de la cual se acusaba frecuentemente
al clero. La mujer también podría ser entendida como una
bruja con el libro de los conjuros sobre la cabeza. El tema
del cuadro, unido al formato circular en que se realiza, podría remitir
en cierto modo a un espejo, y así parece arrojar al mundo la imagen de
su propia estupidez al desear superarla de este modo tan erróneo. |