El bastión sobre el que se eleva el templo de Atenea Niké estaba rodeado en tres de sus lados por una balaustrada de mármol mandada construir por Alcibíades después de sus efímeras victorias sobre Esparta entre el 411 y el 407 a.C., y estaba decorada con bajorrelieves que representaban a Atenea sedente, rodeada de Níkai (Victorias) que sostienen trofeos o preparan a los animales que le serán sacrificados. |
En el 448 a.C., Pericles encargó a Calícrates la reconstrucción del templo de Atenea Niké, que había sido destruido en el 480 a.C. durante la invasión persa. Los restos del edificio primitivo se unieron en la formación de un muro de sólidos bloques rectangulares y utilizados como base del templo. La reconstrucción del templo verdadero no se inició, sin embargo, hasta mediados del 430 a.C., retrasado por las obras del Partenón y de los Propileos, además de los problemas surgidos entre Calícrates y Mnesicles, que en la misma área quería construir el ala sur de los Propileos. La dimensión actual de esta última, asimétrica respecto al ala norte, probablemente es fruto de un acuerdo entre los dos arquitectos. |
El templo de Atenea Niké, de mármol pentélico, es de orden
jónico con cuatro columnas en los dos frentes y una sola cella. A
diferencia del templo dórico las columnas no están apoyadas directamente
sobre el estilóbato sino sobre una base de molduras circulares; los fustes
tienen surcos biselados en vez de aristas que acaban bajo una faja
abombada y decorada con óvalos mientras que a cada lado se retuercen dos
molduras espirales o volutas. Además, el arquitrabe no es liso sino que
está dividido horizontalmente en tres fajas y el friso que lo culmina, en
vez de estar interrumpido por metopas y triglifos, se presenta como una
superficie continua sobre la que se desarrolla la decoración escultórica.
Finalmente, la cornisa sobresale menos que en el orden dórico y está
rematada por dentículos y óvolos. El templo de Atenea estaba decorado en sus cuatro lados con un friso continuo con escenas de luchas entre griegos y orientales en presencia de los dioses; por esto se ha pensado que pueden referirse a las guerras persas y a la batalla de Platea (479 a.C.) que en la práctica señaló la conclusión de tales guerras. Las escenas pues, representarían un episodio histórico, hecho totalmente singular en la escultura griega. El friso se ha conservado casi intacto; sin embargo, sólo los relieves de los lados sur y este se encuentran aún in situ; los demás, trasladados a Londres por lord Elgin, han sido reemplazados por copias. |