El significado iconográfico e iconológico de la figura de San Cristóbal tiene su origen en las tradiciones paganas, lo que le pone en contacto con dioses y héroes, desde Eneas o Hércules al dios Anubis, como portador de las almas en su función de psicopompo [ser que en las mitologías o religiones tiene el papel de conducir las almas de los difuntos hacia la ultratumba, cielo o infierno]. Su representación queda fijada a partir de la Leyenda Dorada en el siglo XIII. Durante la Edad Media su culto fue muy extenso tanto en Oriente como en Occidente aunque sus iconografías sean diferentes. Este santo pierde su advocación después de la Contrarreforma, pero aún hoy sigue presente, al ser considerado el patrón de los viajeros, en la devoción popular. Su iconografía se mantendrá a lo largo de la Historia y las representaciones artísticas inalterables aunque sufrirá las modificaciones propias de los valores estéticos de cada momento.