ARQUITECTURA MESOPOTÁMICA

 

 

 

1.- Introducción

2.- Período sumerio

3.- Período neosumerio

4.- Imperio asirio

5.- Imperio neobabilónico

6.- Imperio persa

7.- Salir


 


1.- Introducción

El área cultural del Próximo Oriente tuvo un núcleo central en torno a Mesopotamia (entre los ríos Tigris y Eúfrates). Encrucijada entre dos caminos, estuvo habitada desde mediados del cuarto milenio a.C. por diversos pueblos organizados en ciudades-estado que rivalizaban entre sí. Los sumerios, aunque no son los primeros pobladores de esta región, sí nos han dejado la primera y más antigua civilización del mundo. Mesopotamia hoy no existe, en esa zona está asentada actualmente Irak. Su radio de acción se extenderá a través de Elam (Susa) hasta el Asia Anterior, donde pueblos indoeuropeos (medos y persas) llegarán en torno al siglo IX a.C.; aquí constituirán Persia. Conquistarán y asimilarán al cultura mesopotámica y la darán nuevo empuje artístico. De esta manera, sumerios, acadios, asirios, babilonios y persas serán algunas de estas primeras civilizaciones históricas que, junto con Egipto, nos legaron su excepcional legado artístico.

Los principales períodos de estas civilizaciones son:


Sumer (3500-2340 a.C.)
Accad (2340-2200 a.C.)
Período neosumerio (2150-2015 a.C.)
Antiguo imperio babilónico (XVIII-XVI a.C.)
Imperio asirio (1340-612 a.C.)
Segundo imperio neobabilónico (625-539 a.C.)
Persas aqueménidas (560-331 a.C.)
 

 

 

 

 


 


2.- Período sumerio (3500-2340 a.C.)

Las primeras culturas agrarias combinaron el fervor religiosos con la exaltación real. A las deidades terrestres se unieron otras de carácter celeste relacionadas con la observación y estudios de los cielos. También surgió un poder político fuerte, imprescindible para organizar el campo y las ciudades. Incluso en Sumer, los propios sacerdotes eran también los gobernantes, aunando los dos pilares fundamentales de las culturas mesopotámicas.

Los primeros templos sumerios (los sumerios los denominaban eanna o "casa del cielo") no eran más que recintos abiertos a los fieles por diversas entradas, con una pequeña capilla que era propiamente el lugar sagrado. El templo blanco de Uruk (así llamado por las paredes encaladas del santuario) cambia este concepto. El templo ya no es el lugar que acoge a los fieles, sino el espacio concebido como punto de unión con el empíreo. Se forma una montaña monumental sobre la que se alza y una escalinata que permite alcanzar la cima. Esta tipología (zigurat) del templo blanco de Uruk dedicado dedicado al dios del cielo Anu alcanzó la mayor de las resonancias en la historia mesopotámica, si bien no llegó a convertirse en construcción imprescindible hasta finales del III milenio.
 

 

 

 

 


 


3.- Período neosumerio (2150-2015 a.C.)

En el período neosumerio aparece el zigurat derivado del templo sumerio de tres pisos. El zigurat es una construcción en forma de pirámide escalonada compuesta por varias terrazas superpuestas en cuya cima se eleva un templo con la estatua de la divinidad. Se accedía a ellos mediante rampas de escaleras. Como la madera y la piedra escaseaban en la zona, se utilizaba el adobe, ladrillo en crudo sin cocer. Los ladrillos cocidos se empleaban para el revestimiento exterior, que quedaba así menos expuesto a las inclemencias del tiempo. La monotonía del muro se rompía mediante contrafuertes. Los elementos constructivos eran los muros gruesos de carga con sistemas adintelados, a los que se unía el arco de medio punto y las bóvedas como cubiertas. El zigurat no era el lugar en que se realizaban actos públicos o ceremonias, sino que se le consideraba la morada de los dioses. Gracias al zigurat, los dioses podían estas cerca de la gente. Cada ciudad tenía su propio dios o diosa, de la cual era patrón. Sólo los sacerdotes tenían acceso al interior del zigurat para atender a las necesidades de los dioses, lo cual hacia de ellos un elemento poderoso de la sociedad.

 El zigurat de Ur, asentado sobre una planta de 60 m de lado por 45 de ancho, con una altura estimada de 21 m en tres pisos se encuentra hoy parcialmente arruinado. Se convirtió en el prototipo sumerio imitado en otras ciudades; asirios y neobabilonios construirán más tarde zigurats más altos y escarpados. Su mayor altura daba prestigio a la ciudad.
 

 

 

 


 


4.- Imperio asirio (1340-612 a.C.)

La capital del imperio asirio es Assur, cerca del río Tigris. Sin embargo, irán surgiendo otras ciudades y Assur quedará relegada a un carácter religioso. En las ciudades de Nimrud, Dur-Sahrrukin (Jorsabad) y Nínive será donde encontremos las manifestaciones más importantes. Si los sumerios se caracterizaron por el espíritu religioso de sus sacerdotes-gobernadores, patesi, el resto de las culturas, sin olvidar sus devociones sagradas, diferenciarán a sus reyes como representantes de los dioses, pero también como invencibles guerreros que defienden a sus pueblos. En esta línea de pensamiento se inscribe la arquitectura civil, centrada fundamentalmente en la ciudad, y dentro de ella, en el palacio del rey. La ciudad se encuentra rodeada por una muralla, como se ve en el plano de Jorsabad, edificada por el rey Sargón II (721-705 a.C.). Tiene forma de un cuadrado de casi 2 km de lado, con torreones-puerta, y formado por una muralla de cientos de contrafuertes. En su parte norte se encuentra la ciudadela y, entre ella, en lugar preferente, el palacio del soberano.

La base estructural del palacio era la vivienda, y su módulo se iba repitiendo a torno a amplios patios de tal manera que no se puede pensar en una idea previa de conjunto arquitectónico, sino que éste resulta de la adición de las diversas partes. En Nínive también se conservan restos del palacio, en el que se han hallado numerosos relieves de cacerías y batallas de Assurbanipal (669-627 a.C.).
 

 

 

 

 

 


5.- Imperio neobabilónico (625-539 a.C.)

Con Nabopolasar I (626-605 a.C.) y con Nabucodonosor (604-562 a.C.) renace el imperio babilónico. La ciudad de Babilonia (puerta de Dios) vuelve a alcanzar gran importancia. Se da una continuidad estilística con el periodo anterior. La principal novedad es el empleo frecuente de las paredes vitrificadas. Babilonia tenía dos partes: la ciudad antigua y la nueva. En la primera, la más
importante, rodeada por doble muralla, estaban el palacio y el templo del dios Marduk. De las distintas puertas de entrada, la más importante era la puerta de Ishtar, de la que arrancaba la Vía de las Procesiones, que atravesaba toda la ciudad, pasando por el palacio de Nabucodonosor, el templo de Marduk y llegaba al templo del Año Nuevo, ya fuera de la ciudad. El palacio, enorme y constituido en torno a patios, disponía de los famosos jardines colgantes, en terrazas en las que se plantaban plantas exóticas y aromáticas, de manera que desde el exterior se podían ver, pero también oler. Parece que fue Nabucodonosor quien lo mandó realizar para su esposa. En el templo de Marduk sobresalía el zigurat, que tendría una altura de siete pisos, cada uno con un color distinto que tendría un cierto simbolismo especial. Este zigurat del templo de Marduk fue posteriormente conocida como Torre de Babel. De la Puerta de Ishtar sólo se conserva la parte baja, decorada con barro vitrificado. Del palacio de Babilonia apenas se conserva más que un montón de escombros y algunos fragmentos decorativos del salón del trono.

 

 

 

 


6.- Imperio persa aqueménida (560-331 a.C.)

La formación del arte regio persa es relativamente rápido. La residencia de Ciro en Pasargada evidencia ya tres tipos de edificaciones características de la arquitectura palaciega aqueménida: la puerta monumental de acceso al recinto, la sala de audiencias hipóstila y la residencia real propiamente dicha. El empleo de la columna arrincona en algunas partes al ladrillo, que sigue siendo el material primordial de la arquitectura mesopotámica. La utilización de la columna y el uso de cubiertas con armazón de madera posibilitan un nuevo concepto del espacio arquitectónico mediante amplias salas con columnatas,

El palacio de Persépolis es un gran conjunto debido a Darío I (522-485 a.C.) y sus sucesores. Es una ciudad palaciega de forma cuadrangular. Adopta elementos de tradición asiria y del cercano palacio de Pasargada, levantado por Ciro II (559-530 a.C.). Siguiendo con la tradición hispóstila utilizada en Pasargada, es característica de esta arquitectura la "sala de las cien columnas" o apadana, que Darío mandó construir. Utiliza la piedra en la mayor parte del conjunto; usa altas columnas rematadas con capitel provisto de dos prótomos de toro, sobre los que descansan las vigas de las cubiertas adinteladas. Los elementos características de este espacio monumental pueden resumirse en la adopción de sistemas decorativos de raíz mesopotámica; los lamasu o toros alados androcéfaleos y los relieves para la decoración mural, deudores del arte glíptico.

La construcción de las edificaciones de Persépolis y de Susa no fue obra exclusiva de los persas, sino que en ellos participaban los pueblos sometidos, que contribuían con su participación forzada o voluntaria y con materiales.

Fuera de los palacios, apenas queda nada de la arquitectura persa; sólo unos pocos ejemplares de construcciones funerarias, lejos del esplendor y magnificencia de los palacios. La tumba de Ciro, en Pasargada, no es más que un recinto sepulcral rectangular. Los sucesores de Ciro tallaron sus tumbas en las rocas de Naqs-i Rustam, intentando imitar los hipogeos egipcios, pero reduciendo a lo fundamental el espacio interior (vestíbulo y sala sin decoración), y enriqueciendo el exterior de la pared rocosa con monumentales relieves.