Las piedras de los palacios persas eran labradas para inmortalizar las procesiones de los tributarios, oferentes y guerreros que aluden a los triunfos del monarca sin representarlos. Estos relieves basan su efecto en la monotonía, en la seriación y en la repetición. El arte de los relieves, en la actualidad grises, no despreciaba en absoluto el color. |