La monumentalidad se acentúa, quizá con procedimientos más elementales, en la escultura más famosa de Micenas, la Puerta de los Leones: dos leones encuadran un pilar sobre el que descansa un somero entablamento, todo ello en un espacio triangular sobre el dintel recto de la puerta ciclópea. Sobre el sentido concreto del tema, muchas son las discusiones. El pilar o columna posiblemente sea una simbolización divina, semejante a las que encontramos en Creta, y las figuras todas una protección para los pobladores del recinto (la diosa de las fieras simbolizada por la columna). Como quiera que sea, aunque las resonancias cretenses del tema son evidentes, la concepción del grupo no es cretense en absoluto. Monumentalidad y colosalísimo son las características que definen a los dos leones, el aplomo de los animales, su estatismo, la presencia, el estar ahí, es lo que predominantemente destaca, mezclado -debido a influencias orientales?- con el vigor y la fuerza, el poder que de todo el recinto y su muralla se desprende.
Los leones de Micenas inauguran un tratamiento de la escultura animalística diferente al que Creta nos había acostumbrado. Si los cretenses estilizaban la naturaleza, los artistas heládicos dan pie a un repertorio de animales monstruosos, y a veces de hombres monstruosos, que no pertenecen a nuestro mundo aunque a nuestro mundo aterroricen: figuras aladas con poderoso cuerpo de león y pico de águila, leones y toros, propios todos ellos de un mundo de guerreros, en los que destacan la solidez y vigor que ya habían caracterizado a la escultura oriental. La escultura micénica plantea una cuestión que era, para la minoica, inexistente: la monumentalidad. La Puerta de los Leones es la primera gran escultura monumental de Occidente. Por monumentalidad no debe entenderse aquí colosalismo. Es cierto que la monumentalidad escultórica está en estrecha relación con el tamaño, pero una pieza no tiene que ser necesariamente gigantesca para ser monumental.
La estructura básica de esta puerta la forman dos montantes y un dintel monolíticos, este último de unas veinte toneladas. Por encima se abre un triángulo de descarga, donde se encuentra el célebre relieve que da nombre a la puerta. Este es el único ejemplo conservado de escultura monumental micénica. Representa dos leones enfrentados, en una composición de tipo heráldico. Cabe remarcar el cuidado y el realismo en el modelado de la musculatura de los leones, aspecto que revela la influencia del arte animalístico minoico. Ambos animales flanquean una columna troncocónica de tipo minoico, con un pequeño friso de círculos, que descansa sobre dos altares.