En la escena del pozo de Lascaux (Francia) hay un bisonte destripado por una azagaya arrollando a un hombre. Salvo raras ocasiones, no hay en el paleolítico escenas. Esta sería una de las pocas. También se  observa a la izquierda un rinoceronte, tal vez figura ajena a la escena del desventurado cazador. Acaso esta escena constituya un tema mitológico importante y duradero en el tiempo. Hay cuatro versiones pictográficas, que podrían abarcar desde hace 17000 años a los 10000. El tener cuatro versiones del tema del hombre y el bisonte y su pervivencia durante tantos años permite aventurar que el tema sea expresión de una tradición oral, que deja al artista libertad para ejecutar el episodio descrito. El tema del hombre vencido, bien por un oso, bien por un bisonte, como en este caso, o bien traspasado por las azagayas de adversarios humanos constituye un gran conjunto pictográfico del paleolítico superior. Llama la atención la figura del hombre caído ante el bisonte. No son muchas las representaciones humanas, tanto en el parietal como el el mueble; en general contrasta el bajo nivel plástico de las figuras humanas con el alcanzado en los animales. La posición de los cuerpos suele ser rígida. Los personajes portadores de atributos sexuales primarios son aproximadamente un tercio nada más de las figuras antropomorfas. La mitad de las figuras de hombres sexuados son itifálicos. La representación del sexo en erección no aparece realmente como rasgo permanente de las figuras masculinas. En la imagen inferior, la escena dentro del círculo rojo.

Itifálico es un cultismo que se usa para referirse al falo (pene) erecto.