Las representaciones humanas, que los prehistoriadores llaman "antropomorfos", no son tan frecuentes como la de los animales; tampoco tienen el mismo grado de verismo que ellos. Se dan tanto en el arte parietal como en el mueble. Un hecho llama la atención a los estudiosos: el bajo nivel artístico de las obras. Un primer estadio de estas representaciones sería el de signos geométricos puros; signos geométricos de significación masculina o femenina, que son inidentificables sin contexto. En otras ocasiones se representa al hombre por una parte de su cuerpo, generalmente la mano. A veces hay una figuración clara, aunque muy geométrica; es el caso de la figura humana del "pozo de Lascaux", en el que el detalle del sexo interviene muy probablemente como simple elemento de identificación.
Sin embargo, la mayor parte de estas representaciones humanas, tanto en el arte parietal como mueble, son curvas con una modulación global simplificada, que, con frecuencia, hace difícil la determinación del sexo, en particular cuando la línea se aplica a un contorno incompleto de la figura. Esto último es lo que se aprecia en estos perfiles humanos de la cueva francesa de Le Portel, que nos ofrecen la idea de unos bustos sin cabeza, con unas nalgas muy pronunciadas y el arranque de unas piernas.
Silueta humana en la cueva de Le Portel Francia).

Esta silueta humana está colocada al lado de una estalactita de la cueva de Le Portel (Francia). En el grupo de representaciones antropomorfas se incluyen figuraciones con trazos muy esquemáticos y toscos, sin distinción sexual alguna. Este tipo de figuraciones son más frecuentes en el arte parietal que en el mobiliar.