El naturalismo se abandona en favor de un esquematismo galopante, que reducirá el cuerpo humano a formas geométricas. El artista parietal debió de estimar que la distorsión era el método idóneo para expresar el vigor físico, la velocidad en la carrera y la destreza en el manejo del arco. El anónimo pintor ha querido inmortalizar una de las técnicas de caza del hombre primitivo: el ojeo. Una manada de ciervos, acosada previamente, se precipita al llano, donde le esperan cuatro arqueros apostados. |
Las
pinturas del levante peninsular son muy distintas de las del arte
franco-cantábrico. No se trata de la representación de ningún animal que
de lugar a determinadas ceremonias mágicas, sino que son, sencillamente,
evocaciones de páginas vividas, recuerdos, narraciones para disfrutar o
explicar, aunque no se pueda descartar la posibilidad de que en un
determinado momento hayan tenido un cierto sentido religioso, pero en
cualquier caso muy indirecto. |
Val del Charco del Agua Amarga, Alcañiz. Escena con hombre disfrazado con una piel y plumas en la cabeza embestido por un ciervo (abajo). Arquero cazando una cabrita arriba. |