Las celosías servían para proteger el interior del edificio de la intemperie y para tamizar la luz que entraba en una sala. en la época asturiana había dos tipos: unas se hacían a molde con mortero de cal o estuco y con motivos cruciformes o geométricos sencillos; otras estaban caladas en piedra y eran de gran complejidad, como las de San Miguel de Lillo (imágenes superiores).

Celosía de San Salvador de Valdediós