La iglesia de San Julián de los Prados fue edificada, como basílica real, entre los años 812 y 842 por Alfonso II el Casto en honor de los santos Julián y Basilisa. La decoración interior está considerada como el primer capítulo importante de la pintura española, tras los ciclos repuestres de las cuevas paleolíticas y los abrigos neolíticos.
En el exterior tiene dos porches y algunos pequeños contrafuertes. Pero lo que más llama la atención es el juego de volúmenes que las alturas diferentes de las naves establecen y la presencia sobre la capilla central por la parte exterior de una pequeña pieza cerrada, de la que se ignora su finalidad. Esta libertad y grandeza con las que se aprovechan los espacios va a ser una característica de la arquitectura asturiana.
San Julián de los Prados (Oviedo)