Esta es la iglesia de San Torcuato de Santa Comba en Bande (Ourense). Se encuentra en la comarca de La Baixa Limia, a orillas del río Limia. Es una construcción de estilo visigodo del siglo VII. Santa Comba es Santa Coloma (Sancte Columbe virginis et martiris) y San Trocado es San Torcuato. No hay constancia exacta de la fecha de construcción, seguramente su construcción es posterior a la conquista del Reino Suevo por parte de los visigodos, y se constituiría como un monasterio bajo la advocación de Santa Comba. Santa Comba de Bande es una iglesia, de las llamadas de tipo monacal, es decir una iglesia o pequeño monasterio que situado cerca de los caminos la habitaba una pequeña comunidad de monjes, cuyo cometido era proporcionar auxilio tanto espiritual (sacramentos) como material a caminantes y peregrinos. Siendo monasterio fue destruido por el conde don Gonzalo, dejando en pie sólo la iglesia. El motivo de que la misma se haya mantenido en pie, hasta nuestros días obedece a que desde antiguo es y ha sido iglesia parroquial, donde se practica el culto. Abandonado el monasterio en el siglo IX, en el siglo X (932) se incorpora al Monasterio de Celanova como priorato.
La construcción está realizada con grandes sillares labrados en granito, sin demasiado orden en sus hileras.
Las bóvedas que cubren la iglesia son de medio cañón construidas en ladrillo del tipo romano, salvo en el crucero que se cubre con bóveda de arista sobre un cimborrio sostenido por cuatro arcos de herradura con el dovelaje embebido en los muros, de forma que en la parte inferior, los bordes de los arcos coinciden en una arista común sobre los ángulos interiores de las naves y forman un plano circular de cuatro metros de diámetro. Presenta una ventana en cada uno de los lados. La bóveda del crucero también está realizada en ladrillo.
 El arco triunfal de herradura que da acceso al altar mayor, se apea en cuatro columnas con dos capiteles con collarinos de la época del bajo imperio romano, de tipo corintio y otros dos de factura visigótica. En la parte superior del arco toral, se disponía una ventana que daba acceso a una cámara que como ocurre con el arte asturiano, su función no está definida, pero que bien podría considerarse como una cámara del tesoro. Hoy día ya no existe.
El interior es de una gran sencillez y define con magnífica exactitud el espíritu de la arquitectura visigoda de esta época, que luego se reflejará en las construcciones posteriores como San Pedro de la Mata, Santa María de Melque, San Pedro de la Nave ó Quintanilla de las Viñas. Las naves están abovedadas, con bóvedas de medio cañón construidas de ladrillo del tipo romano, de factura semejante a la de la nave occidental de San Fructuoso de Montelios, y terminan en el cuadrado central en arcos de herradura. Dichos arcos, que rematan directamente en la pared sobre repisas decoradas, se juntan de a dos en cada esquina de forma que sólo dos de ellos son completos, mientras que los otros dos arrancan enjarjados con aquellos. Preside la capilla una pequeña estatua barroca en madera policromada de San Torcuato y restos de pinturas en la bóveda de cañón y cabecera.
La decoración interior se limita a impostas cordiformes que se adornan con racimos de uva y otros de tipo vegetal. La decoración más elaborada se da en el ábside, se trata de una estrecha orla, realizada con talla a bisel, arranca de la bóveda y se prolonga por el muro testero, ciñéndolo y realzando el vano que se abre en el mismo. Está constituido por un roleo vegetal, que incluye como hemos dicho racimos de uvas, pequeñas hojas, flores ... tomados directamente de los modelos clásicos romanos. Existe también una cinta sogueada en resalto que recorre toda la línea de impostas de los arcos del crucero.
En el cimborrio se aprecia la cúpula de arista, con los ladrillos colocados en forma de raspa de pez, como hacían los romanos.
Santa Comba  (Bande - Orense)

    En su interior podemos encontrar un ara romana que ha sido reutilizada como altar y un sarcófago de mármol que correspondió a San Torcuato, cuyos restos se conservan en el Monasterio de Celanova.
 
Sólo una parte del edificio, así como su decoración, pueden ser fechadas en el siglo VII, ya que ha sufrido fuertes remodelaciones a lo largo de los siglos. Tiene planta de cruz griega inscrita en rectángulo, de 18 de longitud x 11,90 metros de ancho, ábside cuadrado de 4 metros de lado, saliente en planta, rematada por una bóveda de cañón. El cimborrio cuadrado en el crucero está cubierto a cuatro aguas. Dos puertas, una en el brazo sur del crucero y la otra en el porche situado a los pies, construido en el siglo XVII, pero con materiales similares al resto del edificio, por lo que podría tratarse de una restauración del original. La puerta aquí situada es de traza más moderna. La iglesia dispone de una espadaña de dos vanos encima del pórtico.
En el pórtico de entrada encontramos tres vanos, uno de ellos tapiado y donde se puede leer la siguiente inscripción: ESTA CAPILLA FVNDO Y DOTO GASPAR RODRIGUES DE ARVO I ABBAD DE SANTA COMBA ANNO, y debajo un escudo.

Dispone de una capilla situada en el lado noreste, al lado del crucero, posterior a la fábrica original, cuya función sería de uso monástico y para guardar los elementos sagrados del culto. También disponía ahora desaparecidas, de otra capilla en el otro brazo del crucero. Además disponía de dos capillas situadas a ambos lados del pórtico de entrada que tendrían estas la función de servir de refugio a caminantes y peregrinos, como ya hemos dicho, y otras dos capillas situados a ambos lados de la nave principal, a la altura de los pies de la iglesia, que eran utilizadas para el servicio de los monjes. A estas capillas adosadas a lado del crucero solo se podía acceder por el interior de la iglesia.

A finales del siglo VI Leovigildo, unificando gran parte de la península, asume la pompa del trono y Toledo se convierte en la capital. Se produce, también, un renacimiento de la cultura antigua, de la que San Leandro y San Isidoro serán los portavoces. Cuando Recaredo se convierte (con la nobleza) al cristianismo, se establece una alianza entre el Estado y la Iglesia: se sacraliza el poder real y, a cambio, se le exige que gobierne "justamente". Todo ello provocará intervenciones decisivas de la Iglesia, que jugará un papel determinante en las luchas monarquía/nobleza. Es importante subrayar el papel desempeñado por la iglesia hispanorromana y su sentimiento de "renovación" cultural porque es la línea que seguirá el arte: una transformación con respeto al declive de los siglos V y VI y una vuelta al mundo antiguo a través del oriente bizantino.