San Lorenzo de El Escorial

Felipe II levantó este monasterio, siguiendo el testamento de su padre, para acoger los restos mortales de su padre, Carlos I, y de la familia real. El edificio debería ser templo, panteón, biblioteca, centro de estudio, lugar de refugio y meditación y, además, debería perpetuar la gloria de la Monarquía Hispánica y la grandeza de la Casa de Austria. Felipe II, entre 1551 y 1554, se decide a fijar la capitalidad de España en Madrid, algo que será efectivo en 1561. Todavía no se ha elegido el lugar para el Monasterio, pero sí la orden religiosa que lo regentara. Sería la Orden de San Jerónimo, a la que tanta devoción tenían los Austrias hispanos, sobre todo después de que Carlos V eligiera para su retiro el monasterio de dicha Orden en Yuste en el que recalará en 1556.

La construcción del monasterio se debe a la promesa que hizo Felipe II a Dios, al comprobar cómo, durante la batalla de San Quintín (1557), victoriosa para las tropas hispanas, se había profanado y destruido un convento de monjas; y eso el día en que la Iglesia celebraba a san Lorenzo, un mártir español. Pero una inversión tan grande en tiempo, dinero y medios materiales tenía que exigir otros móviles que justificaran la empresa. La magnificencia con la que se proyectó la obra desde el principio nos dice algo de la personalidad de Felipe II: la firme creencia de su propia grandeza. Es posible que el proyecto estuviera en la mente de Felipe II antes de la batalla de San Quintín y que hiciera partícipe del mismo a su padre. El 23 de abril de 1563, año de la clausura del Concilio de Trento, se puso la primera piedra. En 1571 se instaló, en la parte construida, la comunidad jerónima. En 1574 se inicia la construcción de la iglesia, que se terminará en 1582, al mismo tiempo que se comienza la Biblioteca. El 13 de septiembre de 1584 se pone la última piedra.

Y aunque la advocación a San Lorenzo está unida con la victoria de San Quintín, hoy se cree que la batalla fue de consecuencias modestas dentro del teatro europeo del siglo XVI. Ese día, 10 de agosto, festividad de San Lorenzo, sólo fracasó el ataque francés sobre el cerco. La ciudad tardó aún dos semanas en caer. Vista desde el lado francés, la batalla fue tan sólo una gesta heroica de resistencia de un pueblo sitiado ante un ejército superior. Pese a ello, hay que precisar que fue el primer triunfo del reinado de Felipe II frente a Enrique II de Francia, y lo que ello tenía de afrenta a los franceses. "En el nombre de Dios [..] y en honor y veneración del bienaventurado San Lorenzo, a quien tengo particular devoción [...] fundamos a devoción y en nombre del bienaventurado San Lorenzo por la particular devoción que, como he dicho, tengo a este glorioso santo, y en memoria de la merced y victorias que en el día de su festividad de Dios comencé a recibir." [Felipe II, Carta de Fundación de San Lorenzo el Real (1567)]. Cuadro del pintor español Francisco de Paula van Halen y Gil (1814-1887)

El monasterio y su representación

 La obra ya causó asombro, admiración y curiosidad entre los contemporáneos durante su construcción. Y tanto para los españoles como para el resto de Europa, se convirtió en uno de los grandes hitos de la arquitectura mundial de la época moderna, hasta el punto de ser nombrada la “Octava maravilla del Mundo”. El interés que suscitó el edificio hizo que artistas de la época quisieran plasmar pictóricamente su perspectiva.

En el verano-otoño de 1576 se realizó El Monasterio de el Escorial en obras, un primer dibujo corográfico [pintura que presta especial atención a las condiciones físicas del terreno, al paisaje, etc.]. Es una obra de gran detallismo que fue atribuida al propio arquitecto Juan de Herrera, después al pintor Fabrizio Castello, y que hoy se atribuye al pintor flamenco, afincado en El Escorial, Rodrigo de Holanda (c.1540-1599). En este dibujo queda claro el bullicio que se vivía por aquel entonces en la fábrica de El Escorial. Se encuentra en  Londres, Hatfield House, colección del marqués de Salisbury.

Cuando a mediados de 1583 Juan de Herrera decidió acometer la empresa de reproducir calcográficamente su obra presentando su solicitud a Felipe II para salvaguardar sus intereses económicos, hacía algo más de un año que el pintor hispano-italiano Fabrizio Castello (1562-1617) había comenzado la pintura de un lienzo del monasterio a partir de la proyección panorámica en perspectiva caballera que había fijado ya Herrera en su Séptimo diseño. En este óleo se usa una perspectiva caballera muy detallada de la fachada occidental del monasterio. Pero va más allá que Herrera al pintar una visión corográfica del espacio con la que consigue captar con mayor realismo y detalle el paisaje y la atmósfera de los parajes que rodean el conjunto de El Escorial. La calidad artística que presenta el lienzo demuestra que es obra de un muy buen pintor, que domina la perspectiva y el dibujo, y que no realiza la simple copia de un grabado.  Pero si durante los meses de 1582 y 1583, cuando Castello se encuentra pintando estos cuadros, las obras aún no estaban finalizadas y faltaba construir elementos arquitectónicos y decorativos que sólo se conocían por las trazas realizadas por el arquitecto Juan de Herrera, detalles que sí que aparecen pintados en los lienzos de Castello, ¿de dónde sacó éste la información? Pues la respuesta es clara. Para realizar sus tres vistas el pintor se basó en el dibujo arquitectónico a escala de la fachada occidental del monasterio, la de la entrada del templo, realizado por el arquitecto Juan de Herrera.
En el Séptimo Diseño, lo primero que llama la atención es comprobar como la gran explanada que se extiende ante las fachadas principal y norte del edificio está urbanizada o sutilmente enlosada, cuando abundantes testimonios de la época dan fe de que apenas reunía condiciones para el tránsito de los carruajes, convirtiéndose con las lluvias en un auténtico lodazal. Estampa a buril que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Estpaña. “El Escorial. Séptimo Diseño, Perspectiva general de todo el edificio” (1587). Pedro Perret grabador (1555-1625).
Grabado anónimo del siglo XVIII.
Exterior de El Escorial con un jinete, grabado de Louis de Caullery (1582-1621).
Atlas Blaeu, 1667: Scenographia Fabricae S. Lavrentii in Escvriali (detalle). Biblioteca Nacional de España, Madrid. El fondo de esta variante del ‘Séptimo Diseño’ de Herrera y Perret muestra los principales hitos del Parque Real; el molino está representado junto al margen derecho.A la perspectiva casi idéntica a la de los otros cuadros, le suma la presencia de figuras humanas en en primer término, una inclusión que rompe con la sensación de monumentalidad del conjunto arquitectónico.
Grabado de Pedro Villafranca y Malagón (1615-1684), grabador del rey Felipe IV.
Alfred Guesdon, c. 1855: St. Laurent de L’Escurial: vue prise de la route du Palais en haut. Biblioteca Nacional de España, Madrid. Abajo a la izquierda se aprecia el arroyo del Romeral, así como la derivación a la Compaña y al molino. A la derecha, el Estanque.