La universidad de Salamanca
El rey Alfonso IX de León funda la Universidad de Salamanca el año 1218. Pedro de Luna, cardenal aragonés que sería el antipapa Benedicto XIII, fue gran protector de la institución; impulsó la compra de los primeros solares y en las Constituciones de 1411 obligó a la construcción de las Escuelas Mayores. En 1422 el papa Martín V da unas nuevas Constituciones para regular los estudios. En el primer tercio del siglo XV el edificio era de una sola planta a la que se añadió, entre 1442 y 1452, una segunda planta y otras dependencias. El edificio se levanta alrededor de un claustro central con galerías al que se abren el Paraninfo antiguo, la Biblioteca y la Capilla. Con la invención de la imprenta y la multiplicación del número de libros, hubo que ampliar la Biblioteca. Esto supuso reforzar la planta baja, construir una escalera, una galería de acceso y un cuerpo saliente en medio de la fachada oeste a modo de contrafuerte (Fachada Rica como se la conoció). El proyecto fue iniciado en tiempos de los Reyes Católicos (c.1512) y terminado en los de Carlos V (1533). Esta Fachada Rica, plateresca, que se abre al Patio de Escuelas, es la enseña más conocida de la Universidad. A mano derecha se ve la entrada a las Escuelas Menores, edificio que albergaba las enseñanzas menores (título de Bachiller) de los estudios universitarios.
La fachada de Poniente, en la imagen, fue realizada entre c.1512 y 1533 y su autor -o al menos el principal-, según un estudio publicado por la profesora Alicia M. Canto en 2014, fue Juan de Talavera. Fue financiada por la reina Juana I de Castilla, Juana la Loca. Presenta un programa iconográfico e iconológico que ofrece diferentes interpretaciones. Se levanta sobre dos puertas gemelas con arcos carpaneles separadas por un mainel. Se desarrolla como si fuera un tapiz que se descuelga en una fachada que destaca del muro gótico con forma de retablo de tres cuerpos y cinco calles con sus correspondientes frisos y pilastras en las entrecalles.
Estilo
La fachada pertenece al arte plateresco español, corriente artística, especialmente arquitectónica, que apareció entre el último gótico y el renacimiento (es decir, finales del siglo XV). Tuvo su máximo esplendor coincidiendo con el reinado de Carlos I (1500-1558). Este estilo se caracteriza por una profusión en la decoración que cubre las fachadas de los edificios.
Se utilizan elementos varios, como animales, festones, candelabros (candelieri) y criaturas fantásticas (grutescos), roleos vegetales, máscaras, etc. El término plateresco se usa al comparar este estilo, con abundante decoración, con los trabajos que efectúan los orfebres y plateros. En la imagen superior, dos paneles de candelieri con motivos vegetales y grutesco; abajo, dos fragmentos de un mismo friso que separa el segundo cuerpo del tercero.

Detalle del friso entre el segundo y tercer cuerpo

Iconografía e iconología
Los primeros estudios sobre la fachada abordaron el problema de la identificación iconográfica como parte de un estudio formal-estilístico. Los inicia Gómez Moreno con una publicación de 1967, aunque los estudios los realizó en 1901. Identifica algunas figuras y bustos. Continúan los estudios Breinckmann (1907) y Camón Aznar (1970). Diego Angulo sitúa la fecha de terminación antes de 1533; y se plantea, por primera vez, la posibilidad de que la fachada en conjunto tenga un programa pensado y sus figuras estén entrelazadas por algún tema o alguna historia. Los estudios realizados hasta entonces, muy importantes, hacían necesaria una investigación en su conjunto. Santiago Sebastián y Luis Cortés dan en 1973 una interpretación completa de la fachada. En 1975 Sánchez Reyes publica una nueva revisión ampliada en 1979. La diversidad de opiniones, identificaciones y cambio de éstas han obligado a nuevos estudios.
La opinión más tradicional ve en esta fachada de tres cuerpos la monarquía española representada por los Reyes Católicos en el primer cuerpo; en el central se representa el imperio Carolino representado por el blasón de Carlos V, y en el cuerpo alto aparece Roma representada en el Papa. Se refleja un ideal político de Imperio (Prudencia, Justicia, Clemencia y Paz), unidad cristiana (Búsqueda de Dios), ideal moral de superación de sí mismo y un espíritu de Cruzada (Toisón).
Pero últimamente se han realizado dos estudios muy interesantes. Paulette Gabaudan recoge las conclusiones de su estudio en El mito imperial. Estudio iconológico de los relieves de la universidad de Salamanca (2012). (Es la versión que voy a seguir en este estudio). Alicia M. Canto, profesora de la Universidad Autónoma de Madrid ha publicado Epigrafía y Arquitectura en la Universidad de Salamanca. I: El arquitecto real Juan de Talavera, firmante en la ‘Portada Rica’ de la reina Juana (2014)
Este texto está tomado de Paulette Gabaudan. "Este estudio iconológico ofrece una lectura global de todo el programa humanista grabado en los relieves de la Universidad salmantina, en torno a una misma persona, el emperador reinante, Carlos V, para cuya glorificación y enseñanza se labró este tapiz de piedra. La fachada aparece pues dominada por la presencia imperial de Roma, vertiente política del pensamiento carolino. Se presenta materialmente dividida en tres cuerpos y cinco calles. Los tres cuerpos corresponden a una estructura ideológica clara: en la base, cuerpo bajo, figura la monarquía española, es decir los abuelos fundadores; en el centro está el emperador reinante con sus símbolos, es la razón de ser del conjunto; en el cuerpo alto está Roma, desde el papa hasta los dioses romanos y sus héroes: es el modelo ofrecido al Emperador, la meta a la que aspira. Nuestra tesis se funda en el cruce de tres presencias simbólicas: el Imperio romano, encarnado en Venus, madre de los césares y en Hércules, príncipe bueno; el Sacro Imperio, fundado por Carlomagno para la “renovatio Imperii Romani”, cuyo emblema es el águila bicéfala; y los héroes legendarios de la Antigüedad, modelos ineludibles en el Renacimiento, que figuran en los medallones. Las tres presencias se enraízan en Roma y convergen hacia el Emperador, cuyo escudo campea en el centro de la fachada".
Primer cuerpo
El compartimiento inferior está dividido en cinco espacios. En el panel central aparece el retrato de los Reyes Católicos, Isabel y Fernando. Los cuatro espacios restantes presentan una decoración vegetal, animal y humana muy propia del plateresco. En la pilastra de la derecha, a la altura del primer cuerpo, se hallan tres calaveras, en una de las cuales encontramos la famosa rana.
Dentro de un medallón en forma de moneda, están los Reyes Católicos, Isabel y Fernando.

Los Reyes Católicos, abuelos fundadores, aparecen con su cetro, sus joyas, sus emblemas, el yugo y las flechas, y sus nombres escritos. Alrededor de la medalla, una inscripción en griego: «Los reyes a la Universidad, y ésta a los reyes». Esta fórmula no debe engañarnos, ya que las relaciones entre Universidad y el poder central fueron tensas desde el rey Fernando. Con Carlos la situación no mejoró. Muchos catedráticos fueron comuneros. Tras del desastre de Villalar, seguido de unas cuantas ejecuciones, el Emperador dijo en 1523: «Esto basta ya; no se derrame más sangre». Hay que Interpretar la inscripción como una amnistía, una mano tendida. Pero a cambio la corona pide un comportamiento fiel y sumiso. Esta divisa, en todo caso, afirma la presencia del tema político en la fachada.

Segundo cuerpo
El segundo compartimiento, también dividido en cinco espacios; tiene, además de los escudos de Carlos V, el águila imperial bicéfala, y la real hispana. A nuestra izquierda, el emperador Carlos V; y a nuestra derecha la Reina Juana la Loca. En las conchas (veneras) hay varias figuras con diversas interpretaciones.Estas tres figuras, blasón, águila bicéfala y efigie del Emperador, en lugar preferente, en el centro o a la derecha, son los emblemas del Imperio tal como los fijó el canciller Gattinara en sus Ordenanzas: «Las armas han de ser para el Imperio en su totalidad el blasón, el águila bicéfala y la efigie del Emperador a la derecha.»
Este es el blasón de Carlos V, muy conocido en toda España. No puede ser el de la monarquía española, porque incluye Austria, ni el de Felipe el Hermoso porque incluye Navarra, conquistada en 1512, después de muerto Felipe en 1506.
El águila era el emblema de las legiones romanas. Duplicada con dos cabezas, fue adoptada por el Sacro Imperio desde el siglo XI como su símbolo. Las cabezas del águila van cubiertas de coronas reales, abiertas. Y es que Carlos fue coronado en Aquisgrán Rey de Romanos, primer peldaño del acceso al Imperio. La corona imperial se la ceñirá el papa, según la tradición, en Bolonia, en 1530. Según las Ordenanzas de Gattinara, Castilla y España entera tenían que ser representadas por el águila de San Juan, de Isabel la Católica, colocado a la izquierda en las armas. Es lo que sucede en la fachada. De las cinco figuras del tramo central de la fachada, cuatro responden rigurosamente a las Ordenanzas del canciller.
La figura masculina a la derecha del blasón, situación preferente, es, verosímilmente, el emperador Carlos, ¿Y la figura femenina a la izquierda del blasón? Sería Juana La Loca, aunque también se ha considerado que era Isabel de Portugal, la esposa de Carlos.
El emperador Carlos es, presumiblemente, la figura masculina a la derecha del blasón. Está en situación preferente, embellecido, y al lado de sus armas y su águila. Está como un emperador romano: el manto abrochado en el hombro derecho y el lemnisco romano (cintas sobre la nuca). Este era también el atuendo de los emperadores del Sacro Imperio, como continuadores del Imperio romano. Carlos V, heroizado a la romana, como se le representó en algunas monedas. Para Paulette Gabaudan no es Isabel de Portugal, esposa de Carlos. Según la tradición dinástica, la reina era Juana la Loca, y el hijo no heredaría la corona hasta la muerte de la madre. Esto originó una pugna diplomática entre Bruselas y el consejo de Castilla al morir Fernando en 1516. Al fin triunfó la fórmula: «Don Carlos y doña Juana su madre, ella en segundo lugar, pero presente». Es lo que reflejan las Ordenanzas de Gattinara: «Para España, el águila de San Juan y la reina Juana, en segundo lugar». Con esta imagen repetida en varias acuñaciones el flamenco Carlos se enraizaba en España, ya que Juana era española e hija de los Reyes Católicos. En todo caso, la observancia tan rigurosa de las Ordenanzas en las 5 figuras, invita a pensar que este tramo central de la fachada procede de la cancillería.

Sobre las figuras de las conchas (veneras) de la parte superior hay bastantes diferencias en su interpretación, lo que da idea de la dificultad para encontrar, tanto la iconografía como la iconología de esta portada.

Autor

Juan F. Esteban

Minerva

Hércules

Escipión

Anibal

Santiago Sebastián

Venus

Sardanápalo

Escipión

Aníbal

E. Sánchez Reyes

Medea cortesana

Jasón Guerrero

Guerrero

Dúque de Gandía

Paulette Gabadan

Sibila

Trajano

Escipión

Marco Aurelio

Sibila, ataviada a la romana, es la propuesta de Paulette Gabaudan. Para Augusto, las sibilas, profetisas de la Antigüedad, están ligadas a sus triunfos. Una le anunció el dominio del mundo; la Sibila Cumana condujo a Eneas a los infiernos, donde le predicen su gloriosa descendencia, etc. según se lee en Virgilio. Para los cristianos, desde el siglo III se vio en las sibilas las profetisas que predecían a Cristo, cuyo nacimiento coincidía con el reinado de Augusto, a los paganos. A partir de finales del siglo XV, esta interpretación cobrar éxito y las sibilas cristianas, doce como los apóstoles, proliferarán en Europa en las catedrales y libros religiosos.  En la Edad Media el personaje se enriqueció con la leyenda de la sibila Tiburtina anunciando la venida de Cristo a Augusto. Augusto se representa de rodillas, con la sibila a su lado, y la Virgen con el Niño se le aparece en el cielo.  Será Carlos, el que hará renacer la Edad de Oro en el mundo, como lo anunciaban muchas obras escritas a su gloria: «Bajo este emperador, un solo rebaño, un solo pastor», rezaba la profetisa de Ariosto, o las palabras ilusionadas del Canciller Gattinara, al inaugurar el nuevo imperio. Por fin las sibilas se politizaron: Los soberanos, el rey Fernando, la reina Isabel en España, Isabel de Inglaterra, Francisco I y Carlos IX en Francia, las utilizaron, colocando bajo su amparo sus promesas utópicas. La sibila corresponde a una corriente mesiánica desarrollada en torno a Carlos, la Universitas Christiana. Por su mensaje y por su relación con Augusto, la Sibila es un elemento casi ineludible en un programa imperial. Y es un programa imperial lo que nos ofrece la fachada.

Trajano: Hércules se viste con la piel de un león y las patas del animal anudadas al cuello. Trajano fue el primer emperador identificado con Hércules, que impuso su culto en Roma, lo acuñó en sus monedas, y se vistió con la piel en la estatuaria y en las monedas. Después se vistieron así los emperadores de la dinastía antonina. Trajano, emperador de un enorme prestigio, está muy ligado a la historia de España, por ser español, de Itálica, y como tal, haber realizado muchas obras en su patria de origen, fundación de ciudades, templos, calzadas y puentes. Es una figura señera entre las glorias romanas renacentistas. En un medllón de san Marcos de León hay una inscripción que dice: «Carolus imperator melior Trajano».

Escipión el Africano, siempre con un aparatoso casco, fue el héroe vencedor de Cartago, el militar más famoso de Roma, el primero que, en tiempos de la República, tuvo claro el destino colonizador de Roma. Fue también el que gozaba de la fama más indiscutible en el Renacimiento por ser un dechado de virtudes. Es el héroe de tapices, medallones, estatuas, poemas, y, en la lista de los famosos, donde cada cual se ve adornado de una virtud dominante, la suya es la Prudencia. El emperador Carlos se sentía especialmente implicado por el triunfo de Escipión y, como él, fue a África, Cartago, Zama o Túnez, a vencer al enemigo, el Islam, en su tierra.

Marco Aurelio es la figura que está a nuestra derecha, con atuendo a la romana. No tiene ningún atributo que permita su identificación.. Pero un libro de éxito en su época, El libro dorado de Marco Aurelio o Reloj de Príncipes, de Antonio de Guevara, alzó a la gloria, en 1527, a otro emperador hispano, Marco Aurelio. Guevara, cronista y predicador oficial del Emperador, muy ligado a la Corte, escribió su libro para servir de guía política y moral al joven emperador, y escogió este héroe precisamente por ser español, por encarnar la paz y la moderación, y porque él también, Guevara, aspiraba a una monarquía universal, que diera la paz al mundo.

Tercer cuerpo
En el centro está un Papa sentado en su cátedra, rodeado de cardenales y otros personajes. En las demás figuras, hay muy poca unanimidad. En las figuras de la izquierda hay quienes ven a Eva rodeada de Caín y Abel. Eva llevaría en la mano la hoja de parra con la que se tapa el sexo y la columna rota, como su vida. En la derecha tampoco existe unanimidad; puede ser  su compañero Adán, cansado, con sus dos hijos; no estaría apoyado en una clava sino en una muleta. También se ha visto en esta figura a  Hércules acompañado por Juno y Júpiter o Teseo y Fedra.
El papa, interpretado como Martín V, Benedicto XIII o Alejandro IV, se asienta en el centro del cuerpo alto, rodeado de sus consejeros. La presencia del Papa se justifica por tres razones: la Universidad nació en siglo XIII en la catedral, en cuyo claustro se impartían las clases; varios papas desempeñaron un papel importante en los orígenes y desarrollo de la institución; el Sacro Imperio, desde su fundación, se concibió como una institución al servicio de la Iglesia, y los emperadores tenían que ser coronados por el papa. Encima de la cabeza del papa en la gran medalla, está el escudo de la Universidad escudo papal, la tiara y las dos llaves de San Pedro.
Siguiendo a Paulette G. la figura es Venus que fue en Roma la diosa de la fecundidad, la diosa madre, Venus Genitrix. Su posición al lado derecho, en lugar preferente, es claro a este respeto. Pero las leyendas romanas recordaron pronto a un hijo de Venus, el troyano Eneas, su héroe fundador, llegado al Lacio para traerle la civilización. Aprovechando la leyenda, Julio César se declaró descendiente directo de Venus, madre de Eneas, a través del hijo de este último, Iulo. La columna que figura al lado de la Venu representa la Virtud de la Fortaleza, presente en las iglesias y en todo el arte cristiano. En posición simétrica, a la izquierda de la fachada, (derecha del que la mira) se encuentra un hombre desnudo, musculoso, con una clava y una piel de león colgando detrás de él; es la caracterización propia de Hércules. Hércules fue el atleta esforzado, que, con sus doce trabajos, purgó la humanidad de los malvados. En España Alfonso X hizo de él el ancestro de la monarquía española. En el Renacimiento las grandes familias lo adoptaron como su antepasado. La casa de Borgoña se sentía especialmente ligada a Hércules, por su relación con el Toisón de Oro. Carlos V se identificó con Hércules, por borgoñón y caballero del Toisón, por español en la continuidad de Trajano, y como emperador romano.
Baco, el busto del primer medallón de la derecha, lleva la cabeza adornada con hojas de parra. Baco es un dios imperial, como Hércules. Al lado de Venus, en un segundo medallón, está César, vestido de general romano, con el manto abrochado en el hombro y la corona de laurel propia de los triunfos en la cabeza, ya que César fue el general que cosechó más triunfos, cinco.
Del lado de Hércules, un hombre de rasgos muy finos lleva la cabeza cubierta con un velo. Es Augusto, capite velato. Para Augusto el velo tuvo un valor especialmente significativo. Recibió, en el año 12 a. C., el título de Pontifex Maximus. La virtud más destacada de Augusto fue la Prudencia, representada por serpientes. Según la simbología, la serpiente, viviendo bajo tierra y nutriéndose de los muertos, de ahí la calavera, nos transmite su experiencia y su sabiduría. Debajo del medallón de Augusto, se ven dos serpientes saliendo de una calavera.
El medallón de la izquierda presenta a un adolescente imberbe con rizos ensortijados, de factura muy griega. Se trata de Alejandro Magno, héroe juvenil por excelencia, rey a los veinte años, muerto a los treinta y tres, después de conquistar un inmenso imperio. Los escultores han escogido con predilección la imagen del adolescente, tal vez para expresar una vida precipitada. Fue el modelo para Augusto, que realizó lo que Alejandro no pudo hacer por su muerte prematura. Fue también un ideal para el joven Carlos. Su maestro Guevara lo resumía en esta divisa: «Un Dios, un rey, una ley».
La rana