La plaza mayor de Valladolid responde al tipo de plazas programadas y es la primera de este tipo que se hace. El modelo surge tras la intervención de Felipe II, quien, tras el incendio de una plaza anterior en el años de 1561, dicta ordenanzas pocos días después para la reconstrucción de la misma. Se dice que debe ser hecha en piedra y que se distribuya el espacio del Ayuntamiento. Se ordena también que sea una plaza cerrada y con soportales, siguiendo los preceptos teóricos de León Battista Alberti. Su autor, Francisco de Salamanca, proyectó el conjunto acorde con los principios de armonía y regularidad. Tradicionalmente las viviendas de la plaza tuvieron una altura de tres pisos. La distribución de huecos era jerarquizada. La planta primera poseía balcones, la segunda, antepechos y la tercera, ventanas sencillas. Esta disposición tiene ecos vitrubianos. La fisonomía original fue cambiando a lo largo del tiempo hasta la actual, en la que todos los huecos de todos los pisos poseen balcones. Esta plaza supondrá un modelo arquitectónico que se difundirá ampliamente durante los años siguientes, denominándose tipología de plaza castellana. Influye directamente en la construcción de la plaza mayor de Madrid.

Casi no hay imágenes de la ciudad de Valladolid del siglo XVI y XVII. Esta  es una discreta pintura hecha por el palentino Felipe Gil de Mena (siglo XVII) que muestra una celebración en esta plaza. La imagen sirve por su valor testimonial y no por el artístico.