En 1446, el comerciante Giovanni Rucellai encarga a Leo Batista Alberti un palacio en la vía de la Vigna, de Florencia, que se convertirá en prototipo de la mansión ciudadana del Renacimiento. Elimina la torre defensiva medieval. Alberti estima que las casas privadas de los mercaderes acaudalados deben tener la misma dignidad que los edificios públicos, pero sin ser ostentosas. Tienen que llamar la atención por la comodidad y no por la apariencia. Inspirándose en el Coliseo romano, fragmenta la fachada en tres pisos de órdenes superpuestos, cobijados por una amplia cornisa en saledizo. Decía Alberti, "a mi no me parece bien los que en las casas de los ciudadanos particulares pusieron almenas y torreones, porque significan miedo y son de tiranos, ajenas a los ciudadanos pacíficos y a la república bien ordenada".
La prioridad del piso central queda remarcada al situar los escudos de la familia Rucellai sobre algunas de las ventanas. La airosa cornisa que corona el edificio proporciona unidad al conjunto.
Fachada original del palacio. Después fue duplicado.
La utilización de los órdenes clásicos en una fachada palatina por primera vez, supuso la plasmación práctica de los principios de la nueva arquitectura renacentista y estableció un modelo que sería imitado durante más de 400 años. En aquellos tiempos, los palacios formaban parte del contexto urbano y habían perdido su carácter original en favor de la habitabilidad y el deseo de reflejar el nivel social y el estatus de sus propietarios. Alberti se decantó por los órdenes clásicos para dar al edificio una grandiosidad en armonía con la posición de los Rucellai. Este palacio buscaba expresar el poder de la burguesía en el contexto de la riqueza, esplendor y orgullo de Florencia. Hay delante un banco de calle, un elemento que además de resultar útil para los viandantes, creaba una especie de base para el palacio, como si se tratara de un estilóbato. El respaldo del banco reproduce el motivo del opus reticulatum romano.

El friso de la planta baja contiene las armas de la familia Rucellai: tres plumas en un anillo, las velas infladas por el viento y el escudo familiar, que aparece también sobre los blasones encima de las puertas.