El Hospital de los inocentes (Ospedale degli Innocenti en italiano) fue un orfanato de niños de Florencia. El hospital, con una galería frente a la plaza de la Santíssima Annunziata, fue construido y dirigido por el  gremio de la Seda de Florencia, uno de los más ricos de la ciudad que, como la mayor parte de las cofradías, asumía obligaciones filantrópicas. Vemos el pórtico desde otra logia, la de la Cofradía de los Servitas de María, obra del XVI de Sangallo y Baccio d ́Agnolo.
En la parte izquierda, al fondo de la galería está la ruota, un torno de piedra para meter al niño en el edificio sin que se viera al padre. Esto permitía a la gente abandonar a sus hijos anónimamente, para que fueran cuidados en el orfanato. Este sistema siguió funcionando hasta el cierre del hospital en 1875. Detalle, abajo.
La galería o pórtico (logia) abierto por un solo lado era un tipo de construcción ya conocido. La novedad está en el uso de columnas de fustes redondos con capiteles de corrección clásica, en este caso de orden compuesto era una novedad, lo mismo que el uso de arcos de medio punto y del esquema romano de arco de triunfo.
La distancia que hay entre columna y columna mide lo mismo que la de la altura de cada columna. Y la distancia del capitel a la ménsula que se encuentra enfrente es también la misma.  (esquema abajo)
El ansia de regularidad y orden geométrico se convertirá en un importante elemento en la arquitectura renacentista.
Así se logra un esquema de un cubo perfecto repetido nueve veces.  El pórtico se cubre con un conjunto de bóvedas vaídas, formadas por un hemisferio cortado verticalmente por dos pares de planos paralelos entre sí y perpendiculares a los otros dos. Por su configuración final es un sistema muy apropiado para cubrir espacios cuadrados.
Brunelleschi. Hospital de los Inocentes. Florencia
A Brunelleschi se debe la formulación de las leyes de la perspectiva lineal o científica, tal como afirma Alberti en su tratado Della pintura. En esta obra arquitectónica se aprecia que las líneas de fuga van a confluir a un punto central imaginario, que se convierte en el vértice de una pirámide, cuya base está en la parte más cercana a nosotros. En amarillo, las líneas de fuga; en rojo, la línea del horizonte. Esta es nuestra forma normal de ver las cosas.
Encima de cada columna hay un tondo cerámico. Brunelleschi pretendió originariamente que fueran concavidades vacías, a modo de óculos clásicos, pero hacia el año 1490, encargaron a Andrea della Robbia que las rellenase. El diseño representa a niños en pañales sobre fondo azul, indicativo del torno donde podían dejarse los niños. Quedan algunos de los tondos originales, otros son copias del siglo XIX.