Fancelli es
escultor, pero sobre todo excelente decorador. Las obras que hace al servicio
de los Reyes Católicos contribuyeron a la introducción de
las formas renacentistas en Castilla y Andalucía. Poco se sabe de su
vida antes de venir a España y nada absolutamente de su producción
italiana. Hacia 1510 recibió el encargo de realizar el sepulcro del
príncipe Don Juan, único hijo varón de los Reyes Católicos y heredero,
prematuramente fallecido. El éxito que alcanzó le valió
para encargase de su obra más conocida, el
sepulcro de los Reyes Católicos en la Capilla Real de la catedral de
Granada, terminado en 1517. Antes de realizar el sepulcro viajó en 1511 a Granada para copiar un retrato del heredero real que allí se conservaba. De Granada marchó a Carrara, donde trabajó en la obra que trajo acabada a España en 1512 para colocarla en el crucero de Santo Tomás de Ávila. El sepulcro adopta el tipo de túmulo, presentando respecto a los modelos medievales la particularidad de la inclinación de sus frentes en talud, que hacen pensar en el túmulo de Sixto IV que realizó Pollaiuolo, y que se encuentran decorados con grandes medallones, figuras, trofeos y guirnaldas, todo ello de un relieve casi plano, pero primoroso. Lleva grifos en los ángulos, y en los costados medallones con la Virgen y San Juan Bautista y las Virtudes teologales y cardinales. Rodean el borde ángeles con blasones, calaveras y trofeos militares enlazados por guirnaldas, luciendo aquí Fancelli primores decorativos insuperables, dentro de un clasicismo muy selecto. En la cabecera, entre dos ángeles, hay un medallón con Santo Domingo en alto relieve. A los pies hay otro, flanqueado por ángeles, en el que está esculpido el epitafio del Príncipe. La estatua yacente del Príncipe forma un todo con el almadraque (cojín) sobre el que reposa. Está todo tallado con exquisita finura. No luce los guanteletes puestos, que están a ambos lados, ya que no murió en acción bélica, sino por enfermedad. Dadas las vicisitudes sufridas en la iglesia, es una suerte poder contemplar íntegra la estatua del Príncipe, con su manto regio y armadura cincelada. Sólo falta el final de la espada. La tumba actual fue profanada en 1809 por los franceses que se llevaron la verja de plata que rodeaba el sepulcro. Se desconoce el paradero de los restos del Príncipe, que entonces fueron exhumados. |