El paso dado por Andrea Verrochio respecto de Donatello (el Gattamelata) puede verse al comparar la estatua ecuestre de Bartolomeo Colleoni de Verrochio con el Gattamelata donatelliano. Frente al movimiento pausado unidireccional, de Gattamelata, el dinamismo del Colleoni: la cabeza del caballo gira hacia un lado mientras que el jinete se apresta sobre la montura, rectas y energéticas las piernas, torsionado el cuerpo, ladeada la cabeza, en un contraposto que unifica la relación caballo/jinete. Si en la estatua de Donatello predominaba el estatismo, aquí hay un dinamismo más verídico que es, en general, propio de toda la obra de Verrocchio, no sólo de las esculturas sino también de las pinturas. El caballo sigue el patrón fijado por los caballos de san Marcos y por el caballo de Marco Aurelio, pero su musculatura está trazada y subrayada con más nervio. Por lo que respecta al condottiere, aparece animado por una energía ardiente y contenida. Esta imagen portadora de la armadura y el casco del "furor" constituye un poderoso y atractivo símbolo del vir bellicus.