Estatua de Moisés realizada en mármol por Miguel Ángel para la tumba del papa Julio II. Mide 2,35 m. de altura. ¿Por qué eligió Miguel Ángel a Moisés para coronar el mausoleo del papa Julio II? Según el Antiguo Testamento, este hebreo "salvado de las aguas", liberó y condujo al pueblo elegido por Jahvé en su éxodo a la tierra prometida; durante cuarenta días se retiró al monte Sinaí, hasta recibir el Decálogo; al regresar junto a los suyos, vio que éstos adoraban a un becerro de oro. Encolerizado por la traición con que el pueblo judío respondía a su Dios, se contiene antes de estallar y lanzar las tablas de la ley contra el ídolo. Es un elegido por Dios para difundir el monoteísmo; es un profeta de gran resistencia física y fuerza espiritual; inspira respeto y temor. Fue, según Miguel Ángel, el único hombre que se comunicó directamente con Dios. Pero él no representa al hombre bíblico, sino la idea de indignación y cólera contenida ante la ceguera de su pueblo. Enérgico y vital, Moisés se siente prisionero en su propia carne. Su enorme  potencialidad espiritual no parece estar limitada por la materia, por el cuerpo. Sus rasgos faciales contraídos son expresión de la terribilitá. Su anatomía  titánica y exhuberante expresa movimiento: la cabeza girada hacia la izquierda, el contrapposto entre brazos y piernas, el gesto de la mano que retira la barba. Se cuenta que al concluirla, Miguel Ángel la golpeó diciendo: "Habla". Delacroix dijo que "con Miguel Ángel se inicia ya el arte moderno".

En la cabeza presenta dos salientes. Había una tradición según la cual nadie podía ver a dios (esto era propio de todas las culturas antiguas) pues moriría. Moisés lo vio y se lee en el Éxodo que "tenía un rostro del que emanaban rayos de luz". Una mala interpretación de san Jerónimo cuando tradujo la Biblia al latín hizo que lo tradujera por cornuta esset facies sua ("su rostro era cornudo"). El error fue posible porque la palabra "karan" en hebreo puede significar "rayo" o "cuerno".