En los pintores italianos del renacimiento hay una preocupación especial por producir con las pinturas el efecto plástico de una escultura real. Masaccio emplea en esta obra dos buenos recursos. Una visión desde abajo nos permite ver la bóveda de cañón. Pero los donantes-un mercader y su esposa-, arrodillados en en primer término, proporcionarán a la vez otros elemento básico de esta ilusión de realidad pues al tapar las pilastras dan la impresión de ocupar realmente el primer término.

Para Vasari escribió de esta obra que "Lo más bonito, sin embargo, a parte de las figuras, es la bóveda de medio cañón dibujada en perspectiva y dividida en compartimentos cuadrados que contienen rosetones escorzados y retrocedidos de manera tan habilidosa que la superficie parece estar dentada".