La figura de María y el Niño aparecen en el primer
plano de la composición acompañados de dos ángeles que cruzan sus brazos
sobre el pecho. La escena se desarrolla en un interior, mostrando una
puerta por la que se contempla una ventana, creando así una sensación de
simetría con la ventana que se encuentra en la zona de la izquierda y
que nosotros no vemos, siendo el foco de luz que baña a las figuras y
las otorga la monumentalidad característica. El Niño Jesús lleva un
collar de coral en alusión a la protección hacia los infantes, pudiendo
tratarse de una referencia al nacimiento de Guidobaldo, el hijo del
duque. La decoración de las paredes es típicamente renacentista,
encontrándose en la repisa del fondo una cesta con paños blancos que
aluden a la influencia flamenca de la tabla, al igual que los bordados
de los trajes o los pliegues de las telas. La delicada armonía de
tonalidades rosas, grises y blancas resulta también destacable. |