Restaurado el régimen republicano en Florencia tras la expulsión de los Medici, el confaloniero Pier Soderini determinó celebrar la gloria militar del pueblo y encomendó a Miguel Ángel, en 1504, la perpetuación artística del episodio de Cáscina, en el que los florentinos habían venido a los pisanos. Lo llenó de hombres desnudos que, mientras se bañan por el calor en el río Arno, oyen dar la alarma en el campo porque los enemigos les asaltan. Y según salían del agua, "se veía por las divinas manos de Miguel Ángel quien se daba prisa por ayudar a sus compañeros, quien abrochándose la coraza, muchos cargándose las armas y muchísimos comenzar la refriega", dice Vasari.

El fresco no se llegó a pintar, pero el cartón será fuente de inspiración de los artistas del siglo XVI, que peregrinarán a Florencia con la intención de copiarlo.