Gianluigi Colalucci (en la parte superior), autor de la restauración de estas pinturas del techo de la capilla Sixtina, nos cuenta los siguiente: "Los frescos de la Capilla Sixtina son de una técnica perfecta y están conservados magníficamente, como en una burbuja. Nuestro trabajo consistió en quitar todos los materiales extraños al fresco que se habían añadido en las sucesivas restauraciones, que fueron tres, en 1556, en 1712, cuando se puso probablemente la cola, y en 1904. Nosotros no añadimos pigmentos. (...)

   En las imágenes de abajo se puede observar los efectos de la limpieza de los frescos (antes y después).