Entre 1548 y 1563 pintó varios lienzos de gran tamaño con escenas de la vida de san Marcos, santo protector de la república veneciana. Son representaciones caracterizadas por una acción vehemente, desconocida hasta entonces en la pintura veneciana, con violentos escorzos. De 1548, cuando contaba 30 años,  es San Marcos liberando al esclavo, A la Escuela de San Marcos entrega, entre 1562 y 1566, los “Milagros de san Marcos”: La invención (o hallazgo) del cuerpo de san Marcos, Traslación del cuerpo de San Marcos y San Marcos salvando a un sarraceno de un naufragio.
San Marcos liberando al esclavo
El cuadro recoge la liberación por san Marcos de uno de sus devotos, un esclavo de un caballero de Provenza, que había sido castigado al cepo por haber venerado una reliquia del santo. Cuando se iba a consumar la sentencia de arrancar los ojos y cortar los miembros del siervo, interviene el santo. En el suelo aparece el esclavo desnudo, y arremolinados a su alrededor los verdugos y un compacto grupo de hombres y mujeres. El santo planea sobre ellos en atrevido escorzo, de modo que su cara es irreconocible por causa de la visión en perspectiva. Su presencia ocasiona la destrucción del cepo y la rotura de los instrumentos de suplicio. El dueño del siervo, sentado en el pedestal del lado derecho, expresa su impotencia e ira ante el milagro. Completan la composición dos figuras con indumentarias moriscas, sobre la lejana balconada, y las efigies de dos caminantes que se aproximan a la puerta del fondo.
El hallazgo del cuerpo de san Marcos
El Milagro describe el episodio de la búsqueda del cuerpo del santo en la cripta de la iglesia de Santa Eufemia de Alejandría. Los hombres encargados de esta misión se hallan encaramados a un sarcófago mural, haciendo descender un cadáver para su identificación. Su labor es inútil, puesto que el santo –en pie, a la izquierda- se les aparece para señalarles la presencia de su propio cadáver, milagrosamente depositado en el suelo, sobre una rica alfombra. El cuerpo, de aspecto céreo, pero incorrupto, ha sido descrito por el pintor en un escorzo incomparable, destacando su condición robusta y musculada. Arrodillado junto a él se halla el encargante, Tommaso Rangoni, y a su lado un enfermo, probablemente un ciego que por intervención del santo ha recuperado la visión. Equilibran la composición las figuras de un apestado y la de un demente que abraza las piernas de una mujer, ambos solicitando del evangelista la curación de sus males. En la penumbra del fondo, dos hombres exploran una tumba iluminándose con antorchas. La profunda nave de estilo clásico recibe una luz misteriosa que procede tanto de los hachones y velas, como de la figura del santo, dotada de claridad sobrenatural. Bajo la bóveda planea una figura fantasmagórica, descrita con simples líneas plateadas que le proporcionan apariencia inmatérica, con la que el pintor ha querido representar el espíritu del evangelista.
 Un apestado y la de un demente que abraza las piernas de una mujer solicitan del evangelista la curación de sus males.
El traslado del cuerpo de san Marcos
 
San Marcos liberando al sarraceno
San Marcos libra de un naufragio a un sarraceno que le ha invocado.