La historia de Susana se narra en el cap. 13 del Libro de Daniel. Susana es una joven «muy bella y temerosa de Dios», esposa del rico Joaquín, a la que dos viejos espían cuando va a bañarse. Este es el momento elegido por Tintoretto para hacer su obra.. Los dos viejos, después de este momento, intentarán tener relaciones sexuales con ella; la dirán que si no accede, ellos la acusarán de que se ha quedado sola en el jardín, sin sus doncellas, para estar con un joven. Susana no cede a sus amenazas. Los viejos la acusan de adulterio y consiguen que se la condene a muerte. Interviene entonces el profeta Daniel quien, interrogando a los ancianos, acaba probando la falsedad de la imputación, con lo que Susana se salvó y los ancianos fueron ejecutados. El tema ha sido pintado en todas las épocas y por grandes pintores. Y es que se trata de un pasaje de la Biblia, del libro de Daniel, con un fuerte contenido erótico y por lo tanto muy atractivo. |
Aunque Susana ocupa la mitad derecha del cuadro, el personaje es el centro de atención por la blancura deslumbrante bañada de luz de su cuerpo. Es el desnudo de una joven de encantos en plena madurez. |
Dejando aparte las interpretaciones
antiguas y medievales, donde la casta Susana aparece como
símbolo del alma salvada, de la Iglesia, y como prefiguración de
la Virgen, la joven gozaba de una gran popularidad en la pintura
y la literatura del Renacimiento y el Barroco. En el inventario
Barockthemen (Temas del Barroco) de Pigler se mencionan
390 pinturas y dibujos de Susana realizadas en la Europa
occidental en los siglos XVI, XVII y XVIII. De ellos 350
pinturas presentan la escena del baño de Susana contemplada en
secreto por los dos viejos jueces que a veces pasan a atacarla,
y 40 pintan a Susana durante el juicio, donde se ve acusada
falsamente de adulterio y es salvada por el joven Daniel.
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Entre Susana y ese seto aparecen toda una serie de objetos y joyas que parecen un bodegón por sí mismos, entre ellos el espejo en el que Susana se mira, el paño de seda blanco para secarse y un frasco de perfume de porcelana, con llamativos brillos. |
En esta parte del cuadro, además de ver a uno de los viejos, se aprecia la perspectiva del jardín. |