La basílica romana estaba dedicada a ser un lugar
de mercadeo, o de transacciones financieras. También podía estar
dedicada al culto y, más ordinariamente, a la más
ordinariamente. En ocasiones se utilizaba como lugar de reunión de
los ciudadanos para tratar asuntos comunes. El concepto
arquitectónico de la basílica responde a una gran sala de forma
rectangular, formada por una o más naves, pero siempre en número
impar, En este caso, la nave central era más ancha que las
laterales. Las naves estaban separadas por columnas. La diferencia
de altura de las naves se aprovechaba para abrir huecos de
iluminación en la parte alta de los muros. En uno de los extremos de
la nave principal existía una exedra o ábside, donde se instalaba la
presidencia, mientras que la entrada se efectuaba por el extremo
opuesto a través de un pórtico. Arriba, dibujo
ideal de la basílica Ulpia; más abajo, la planta y restos actuales
en el Foro Trajano de Roma. |