La experiencia de ingeniería que adquirieron los romanos en el uso de arcos
y bóvedas, y su experiencia práctica en la utilización del hormigón, les
permitió crear edificios deformas y dimensiones que los griegos nunca
hubiesen podido imaginar. Estas técnicas les permitieron también transformar
el teatro griego. Los romanos utilizaron hileras de arcos de hormigón para
construir el equivalente a la ladera de una colina sobre el que se apoyarían
los asientos del auditorio. De esta manera pudieron edificar teatros en
cualquier lugar, incluso en las zonas más llanas del desierto, y los teatros
edificados eran exentos e independientes. Dieron a sus teatros un aspecto unitario y coherente, erigiendo como escenario (scenae frons) un edificio de altura igual a la parte superior del auditorio con el que se conectaba. -De esta manera, el recinto semicircular del teatro quedaba totalmente cerrado y las tres partes originalmente distintas del teatro griego (la orquesta, el escenario y la cavea) se soldaban en una sola unidad. Los espectáculos que se representaban estaban orientados al público. Los actores daban la espalda al "scenae frons" y dirigían sus discursos a las multitudes que les rodeaban solo parcialmente. No obstante, otras diversiones no tenían esta direccionalidad necesaria e intrínseca; nos referimos a las luchas de gladiadores, a la de hombres contra animales, a la lucha entre animales... Y los r crearon una forma arquitectónica para satisfacer esta necesidad: unieron dos teatros suprimiendo las paredes de los scenae frontes. El resultado fue un anfiteatro. El ejemplo más espectacular que conocemos de anfiteatro es el de Flavio en Roma, es decir, el Coliseo, nombre que recibió porque estaba al lado de la estatua colosal de Nerón, destruida después. Fue construido por Vespasiano, inaugurado el año 80, con una planta elíptica de 188 x 156 metros y una capacidad para unos 50.000 espectadores. Es el mayor de todos los del mundo romano, tiene cuatro pisos y el superior estaba resguardado interiormente por una galería de columnas. Casi en su totalidad está construido con piedra escuadrada; las bóvedas son de mortero. En la planta baja tiene un pórtico monumental del que salen las escaleras que suben a los pisos superiores; una combinación muy hábil de estas escaleras permite la evacuación de los espectadores en pocos minutos. El exterior se presenta como una sucesión de arcadas colocadas directamente sobre pilastras y sobrepuestas en tres pisos; a cada uno le corresponde un orden arquitectónico distinto: el dórico en el primero, el jónico en el segundo, y finalmente el corintio, únicos elementos dispuestos con finalidad decorativa en una estructura que por sí misma produce un fuerte impacto con la repetición de las arcadas. Y es precisamente el triple uso de los órdenes lo que intensifica este efecto, con la idea de mayor o menor capacidad de apoyo que se relaciona con cada uno de ellos. La cavea, es decir, el espacio destinado a los espectadores, está también dividida en tres sectores de gradas, que cubren un elaborado sistema de corredores. Bajo la arena, cuyo pavimento era de madera, una complicadísima obra de ladrillo creaba las distintas áreas de servicios, depósitos y establos de las fieras. En el Coliseo tiene una importancia primaria la definición de los valores estéticos a través de las estructuras sustentantes. Es decir, el arco se convierte en un elemento decorativo, que se inserta con gran coherencia en la articulación básicamente curva de la arquitectura romana, en la que tienen un valor decisivo la bóveda y la cúpula. |
El Coliseo tenía una cubierta de tela desplegable accionada mediante poleas. Primero se hizo con tela de vela, pero más tarde se la sustituyó por lino, que es más ligero. See apoyaba en un entramado de cuerdas del que poco se sabe. Cada sector de tela podía moverse por separado de los de alrededor, y eran accionados por un destacamento de marineros de la flota romana. En la parte superior de la fachada se han identificado los huecos en los que se colocaban los 250 mástiles de madera que soportaban los cables. Al parecer las cuerdas se anclaban en el suelo, pues de otro modo los mástiles soportarían demasiado peso. A tal efecto había un anillo concéntrico de piedras situados a 18 metros de la fachada en la explanada exterior, y que también permitían el control del público para evitar aglomeraciones. |