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Los arquitectos romanos jugaron con los órdenes de un manera libre como se observa en el Coliseo. La columna, elemento de sostén entre los griegos, pasa a ser un elemento decorativo que se adosa al pilar y sirve para diferenciar las distintas alturas del edificio. Esta superposición de órdenes va en contra de la norma helénica. Abajo se coloca el orden toscano, encima el jónico y sobre él, el corintio. En el Coliseo en la parte superior se colocan pilastras corintias. |
Los teatros griegos no poseían exteriores, en cambio el Coliseo tiene un exterior gigantesco. Su decoración estaba especialmente cuidada: además de los órdenes de las columnas, había una estatua debajo de cada arco. La aplicación de estos órdenes cumplía dos funciones: eran una alusión a la arquitectura griega y reducía a escala el edificio, haciéndolo accesible a las personas sin disminuir su gran tamaño (comparado con la inmensa masa del edificio, el individuo se siente muy empequeñecido; pero en relación con el rectángulo definido por las columnas y el arquitrabe que enmarca un arco, pierde el sentimiento de insignificancia). Un ciudadano, pues, podía sentirse parte significativa del inmenso edificio romano y del inmenso imperio que éste representaba. |