Estructura ideal de un teatro romano. El escenario está elevado sobre un podio (scaena), donde se mueven los actores durante la representación (1); detrás se alza un gigantesco telón permanente (frons scaenae), articulado por columnas en pisos y decorado con estatuas (2). Debajo, la orquestra para los músicos (3) y a su alrededor las butacas de las autoridades (4). El público se sienta en el graderío semicircular (cavea), distribuido en ima (5), media (6) y summa cavea (7) a medida que ascienden las localidades en altura. El precio de las entradas determinaba la ubicación de los espectadores, que accedían y evacuaban el recinto a través de vomitorios (8). |