1.
Apolo aparece
con su lira, el instrumento característico del espíritu cultivado,
porque tocarla adecuadamente exige conocimientos superiores sobre
aritmética, armonía y otras artes. Monta el dios un monstruo alado,
un grifo. Apolo era un dios polivalente, con extraordinario
prestigio y Augusto deseaba ser visto como persona bajo su directa
tutela y adornada con sus cualidades.
2. La tierra
nutricia recostada y con los emblemas de la fertilidad, entre
los que destaca la cornucopia o cuerno de la abundancia, por el que
la humanidad recibe los frutos del suelo. La Tierra fue, a menudo,
asimilada a Ceres, la Deméter griega, de cuyo nombre deriva el de
los cereales. Si se mira con cuidado se ven, bajo sus brazos, dos
niñitos, que pudieran ser Rómulo y Remo, los gemelos amamantados por
la loba. 5. Un guerrero bárbaro entrega una enseña militar a Marte. El guerrero, barbado y con característicos bombachos, es un dignatario persa, un parto. Lo que alza en sus brazos es el distintivo de una legión romana: va coronado por el águila reglamentaria (a la cual los legionarios rendían culto) y muestra unos adminículos circulares que no son otra cosa que condecoraciones colectivas. 6. A la espalda de Marte, bajo la axila derecha de Augusto, está Hispania, sentada y afligida. Lleva en la mano una espada (la espada hispánica o gladius hispaniensis), con la cual se identifica a la figura. Augusto había vencido a cántabros y astures y de ahí esta conmemoración. 7.
En posición simétrica a Hispania está la Galia. Durante los
mismos años, las legiones combatieron bajo sus auspicios en la Galia,
llevando a cabo operaciones victoriosas en las que intervino Agripa.
Quedó el suroeste francés pacificado e integrado en el Imperio.
Galia, en actitud de derrota, muestra atributos típicos de los
celtas: una trompeta zoomorfa de guerra, una enseña gálica en forma
de jabalí y un objeto, sin identificar, sobre el halda. |
11. Sobre los pectorales de la coraza, está Caelus, el Cielo,
el griego Urano, que despliega su manto para albergar al mundo y a
los mortales. |
Marte, el dios romano de la guerra, a la izquierda, acompañado de la loba capitolina, recibe del legado parto las águilas imperiales que habían sido arrebatadas en el campo de batalla al derrotar a las legiones de Graso y Antonio. Un guerrero bárbaro (a la derecha) entrega una enseña militar a Marte. El guerrero, barbado y con característicos bombachos, es un dignatario persa, un parto. Lo que alza en sus brazos es el distintivo de una legión romana: va coronado por el águila reglamentaria (a la cual los legionarios rendían culto) y muestra unos adminículos circulares que no son otra cosa que condecoraciones colectivas. |
Apolo aparece con su lira, el instrumento característico del espíritu cultivado, porque tocarla adecuadamente exige conocimientos superiores sobre aritmética, armonía y otras artes. Monta el dios un monstruo alado, un grifo. Apolo era un dios polivalente, con extraordinario prestigio y Augusto deseaba ser visto como persona bajo su directa tutela y adornada con sus cualidades. |
Junto a la pierna derecha hay un pequeño Eros que emparenta públicamente a Augusto con Venus Afrodita, antepasada de Eneas. El cual, a su vez, era ancestro de Rómulo y Remo, hijos de Marte. La tradición romana dio al hijo de Eneas, Ascanio, el nombre de Julo, con lo cual quedaba convenientemente explicada la íntima relación de la familia Julia con los dioses olímpicos y con el glorioso pasado homérico. |