DE LA NECRÓPOLIS ROMANA AL LOCUS SANCTI IACOBI
La catedral de Santiago de Compostela está asentada en una colina sobre una gran necrópolis próxima a un castro que se encontraba un poco más al norte (su epicentro estaría en el Preguntorio, actual calle compostelana).
Desde el siglo I d. C. la ladera de esta colina, en cuyo norte estaba el castro, es ocupada por unas construcciones romanas. Parece que se trataba de una mansión romana. Algunos investigadores asocian ese lugar con Asseconia. El castro,que podría llamarse Castrondouro, controlaba un importante cruce de caminos: la vía romana de Braga a Lugo, el camino de Padrón a Órdenes, o el que llevaba hasta Finisterre (en la imagen inferiorr en amarillo).

En el espacio que hoy ocupan la catedral y la Plaza de la Quintana, aparecieron en las excavaciones realizadas en los años 40 del siglo pasado un pozo y restos de muros romanos; restos de cerámica de lujo (terra sigillata) y cerámica de paredes finas de Melgar de Tera (Zamora). También hay, aunque escasa, presencia de productos de cerámica tradicional castreña del s. I. d. C. y de moldes castreños para la fundición del bronce. En la cimentación del pilar del brazo sur del crucero de la catedral apareció un ara dedicada a Júpiter ( Iovi ), divinidad oficial romana, a la que estaban obligados los mandatarios romanos a rendir culto por mandato imperial. La mansión romana (Asseconia), como parte de la infraestructura viaria del Imperio Romano. El lugar era un enclave fundamental en la red del transporte romano en la actual Galicia.
Los romanos escogen este sitio (bosque sagrado o nemetón, llamado en el siglo IX Libredón (Liberum Donum- Zona libre) en la ladera de la colina al pie de un castro siguiendo, posiblemente, el esquema de sincronismo con la cultura indígena utilizado en la ciudad de Lugo. En esta ciudad el campamento, y luego ciudad de Lucus Augusti, se levanta en la ladera del monte donde se encontraría el bosque sagrado o nemetón (o lucus romano).

A partir del s. II d.C. la función viaria de la mansión parece que se va cambiando para convertirse en una necrópolis romana con tumbas de ladrillo y tégulas (tejas romanas). Hay referencias documentales de estelas funerarias en s. XVI, seguramente de los años II a IV.
En el siglo V
, los suevos continuarían enterrando a sus muertos con las mismas técnicas que los romanos hasta el siglo VI en que se produce el abandono del lugar.
En el siglo IX aparece un cementerio alto medieval con tumbas escavadas en la roca con forma antropoide, cajas de piedras con losas por arriba, en ladrillo y con forma de arco de paréntesis. Aparecen también los sarcófagos de estola (identificados erróneamente como suevos). Y en los inicios de este siglo es avisado el obispo de Iria Flavia, Teodomiro, del descubrimiento de un sepulcro. Teodomiro no tiene duda; aquello era el Arca Marmarica allí estaba el cuerpo de Santiago Apóstol. Comienza la conocida Historia del Camino de Santiago.