Una de las obras más interesantes de la escultura románica es la Virgen del Claustro de Solsona, una pieza de piedra caliza blanca oscurecida por el paso del tiempo y muy fina tallada de manera primorosa, posiblemente por un escultor llamado Gilabertus procedente de Tolosa, por lo que se consideraría importada. Se aprecian ya rasgos que anuncian el gótico, como los plegados, los pies menos colgantes y la mirada de la Virgen, como madre, a su Hijo. Es del siglo XII.