La obra de Gaudí
Gaudí modificó el primer proyecto neogótico para adaptarlo a su particular estilo naturalista, orgánico, adaptado a la naturaleza. Una fuente de inspiración fue la Cueva del Salnitre en Collbató (Barcelona), así como la montaña de Montserrat. Creía que el gótico era un estilo imperfecto, porque sus formas rectas, su sistema de pilares y arbotantes, no reflejaba las leyes de la naturaleza, que, según él, es propensa a las formas geométricas regladas, como son el paraboloide hiperbólico, el hiperboloide, el helicoide y el conoide. En la imagen, vista del conjunto según un dibujo original de Gaudí.
Gaudí estimaba que la construcción duraría siglos por los que propuso a la Junta Constructora levantar y terminar la fachada del Nacimiento para que la generación que había visto comenzar la obra pudiera ver algo acabado que sirviera como estímulo a futuras generaciones para continuar el templo. Su propuesta fue aceptada. Por este motivo, intentó definir el proyecto sobre planos. Pero como sabía que no le daría tiempo en vida, realizó en detalle tres maquetas en yeso de las partes más significativas, con la esperanza de que fuesen empleadas como modelos en el resto del edificio. Maqueta de 1898 restaurada donde se puede ver cómo sería la Sagrada Familia finalizada.
Después de la Guerra Civil Española, se reanudan las obras. Entre 1939 y 1940, el arquitecto Francesc de Paula Quintana Vidal, colaborador de Gaudí desde 1919, restaura la cripta quemada y recompone muchas de las maquetas dañadas, que sirven de modelos para continuar la construcción según la idea original de Gaudí.
Planta del edificio
La Sagrada Familia es una iglesia de cruz latina con cinco naves y con un crucero de tres. El claustro, alrededor del templo, rompe con el modelo tradicional adosado al sur o al norte del edificio.