Durante el Segundo Imperio, Napoleón III llevó a cabo un armonioso programa urbano y de construcciones monumentales en París, inspirado en las campañas arquitectónicas de Luis XIV, el Rey Sol, de Francia. El Arco triunfal de la Estrella, mandado erigir por Napoleón I (1806), constituye el punto focal del cual parten 12 avenidas radiales, con el propósito de que la artillería pudiera abatir cualquier revuelta social. Estas arterias se interconectaron mediante bulevares de circunvalación, surcadas de árboles y fachadas de viviendas con seis plantas, que copian modelos del Louvre y de Versalles.