En este paisaje de los alrededores de Argenteuil, Monet ejemplifica el conocimiento intuitivo que los impresionistas tuvieron de las leyes ópticas del color. Las amapolas flotando sobre la hierba atestiguan el dominio del color primario rojo a través de la vecindad de su complementario verde. Asimismo, el sombrero amarillo de su esposa Camille resalta ante la proximidad del vestido violeta que luce. La brisa que corre y el sol cegador completan el cuadro. |