A partir de su primera exposición individual en 1958, la espiral forjada en hierro se convirtió en el elemento básico y constante de sus trabajos en metal. El viento interviene en ritmos geométricos y orgánicos que evocan un re-encuentro con los orígenes y lo primitivo, los cuales son creados con bandas de hierro y ritmos helicoidales. Inspirado en artistas como Eduardo Chillida, Henry Moore, y Julio Gonzalez, Chirino usa el hierro para imponer líneas austeras y expresiones faciales que hacen frontera con lo esencial, manifestando su lenguaje personal, basado en su capacidad de síntesis y evocación poética.

 Las espirales guanches eran un vestigio primitivo, de la pertenencia ancestral de los habitantes de las islas a la cultura amazigh que representa a día de hoy a millones de hablantes de la lengua bereber. Desde la kabilia argelina a Mali, pasando por el Rif y el Atlas marroquí, sin olvidar a los tuaregs entre muchos otros, los nómadas del desierto.

Escultura realizada en láminas de acero soldadas y pintadas al duco -al horno- en rojo brillante, según la técnica empleada por el artista en esta serie. El color, utilizado por primera vez en su obra, no tiene una intención decorativa, pretende atenuar las líneas, acentuar el carácter liso de las superficies y reforzar la sensación de ligereza. Es una composición que según su propio autor, evoca el mar, la luz y la claridad del Mediterráneo, pues este trabajo surgió como consecuencia de una estancia de dos meses en Grecia, en 1964, durante la cual quedó profundamente impresionado por la cultura y el paisaje griegos. En el contexto en el que está situada, en mitad de la fuente, el rojo brillante de la escultura ofrece un fuerte contraste de color con la sobriedad del resto de los materiales y el ritmo sinuoso que le confieren las curvas hace juego con el movimiento ondulante del agua, a la vez que se refleja en el estanque.
 Mediterránea III, de chapa de acero inoxidable. Usa la técnica de la soldadura y el pulido. La obra del Museo Reina Sofía está depositada en el Museo Municipal de Escultura al Aire Libre de Leganés (Madrid).

Momentos II (2008). El artista muestra con orgullo la que considera que es su primera gran obra. “El título es autobiográfico. Yo soy un poeta y también un inútil”, bromeó ante la estilizada y aérea composición de hierro

La Espiral del Viento es un icono. Se encuentra frente al parque San Telmo de la calle Triana en la capital grancanaria. En la última entrevista a Martín Chirino publicada en La Opinión de Tenerife en febrero de 2018 le pregunta el entrevistador: ¿Siente que hace música? Es música, es el ritmo lo que me importa. Eso lo aprendí en el yunque. Yo necesito ese tipo de ritmo para seguir trabajando y no cansarme. No es un descanso, es una manera de soltar la herramienta y volver a agarrarla. Hay toda una demiurgia que hay que saber y aprender, eso no se explica pero se siente. El alumno que tengo aquí, Daniel, que es un gran herrero, siempre se asombra cuando le digo la música del yunque.

Lady Harimaguada fue inaugurada en el año 1996 y se levanta en la fachada marítima de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Junto a la autovía, los visitantes que entran por esta arteria principal del tráfico en la ciudad por el lado sur pueden contemplar esta obra acabada en acero y pintada en blanco. Se ha convertido en símbolo de la ciudad y en premio del Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria. Harimaguada o maguada es el término con el que los aborígenes de la isla de Gran Canaria denominaban a una serie de mujeres que formaban parte de una institución socio-religiosa insular antes de la Conquista de Canarias. Denominaría a la mujer encargada de la educación de las maguadas y participaba en algunos rituales, siendo una figura muy respetada en el seno de la sociedad prehispánica de Gran Canaria.