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        En 1917 Marcel Duchamp fue invitado por la galería Grand Central de
        Nueva York a formar parte del jurado de una exposición de artistas
        independientes. Sin informar a nadie, el propio Duchamp envió para
        exponer en esa exposición este urinario de porcelana blanca firmado con
        el seudónimo "R. Mutt". Cuando su Fuente fue rechazada para
        la exhibición, Duchamp renunció al jurado y el incidente causó un escándalo
        que sacudió al mundo del arte. Con esta actitud provocadora Marcel
        Duchamp quiso mostrar su desilusión ante las formas tradicionales del
        arte, pintura y escultura, como medios de expresión, y su rechazo ante
        la idea de que el arte y el artista tienen una "naturaleza
        especial" distinta a la de los hombres y objetos ordinarios. Su
        gesto de enviar a la exposición un producto comercial fabricado en
        serie y firmado por un "artista" inexistente, se opone
        radicalmente a la sacralización de la obra de arte como "creación
        única e irrepetible", salida de las manos de un "genio".
        Este desafío "antiartístico" proponía romper con las
        barreras del arte y ampliar sus horizontes. En la defensa de su Fuente,
        Duchamp escribió: "Si el Sr. Mutt construyó o no con sus
        propias manos la Fuente no tiene ninguna importancia. Él la ELIGIÓ.
        Tomó un objeto de la vida diaria, lo reubicó de manera que se perdiera
        su sentido práctico, le dio un nuevo título y punto de vista y creó
        un nuevo significado para ese objeto".  
        
        
        
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