Como varios artistas de esta corriente pictórica, Flack también procedía del Expresionismo Abstracto en los años 1950.
"A mi me interesaban los objetos digamos que “femeninos”. No me daba cuenta, pero lo que yo dibujaba eran pinturas, pintalabios, joyas, velas, y no coches. Yo no estaba enamorada de los coches de la misma manera que los hombres lo estaban, y yo me fijaba en las joyas, contrariamente a ellos. Por eso pintaba esos objetos".
El crítico de arte Robert C. Morgan  dice de Falck, que "ha tomado las muestras de indulgencia, la belleza, y el exceso y los transforma en símbolos profundamente conmovedores de deseo, futilidad, y la emancipación". La inspiración en la pintura barroca es clara.
"Todo mi trabajo está impregnado por reivindicaciones sociales. Y el feminismo es algo que reivindico. Me gustan mucho los hombres, pero cualquier persona inteligente es feminista, porque hablamos de igualdad y de los derechos de las mujeres". De una entrevista realizada a la pintura en 2013.

"Si tomamos el cuadro The Queen, todos los elementos que lo componen, tienen que ver conmigo y con mi vida. La obra, en conjunto, tiene los parámetros de un cuadro abstracto y, además, los elementos que la componen salen del marco. En eso me diferencio de mis compañeros de grupo por ejemplo. Mis cuadros son abstracto-expresionistas. Me parezco mucho más a Jackson Pollock que a un coche que rueda por una carretera como pintan mis colegas hiperrealistas. Mis cuadros parten de la abstracción. Las complejidades en mis cuadros también son diferentes. Puedo tardar un año solo en la composición. Son formas abstractas, círculos, rectángulos, cuadrados, y no objetos. The Queen es uno de mis cuadros más feministas: está la foto de mi madre que era una gran jugadora. Aparece la carta de la reina para que uno se pregunte por qué tiene que ser el rey la carta más fuerte en el juego. Pues no lo pinto y ya está. Lo mismo en el ajedrez, ¿por qué es el rey más importante cuando la pieza más fuerte es la reina? Todas esas preguntas están en mi cuadro".

La cantidad de objetos que pueblan sus cuadros es también una estética muy barroca. Pero además de una función estética, me pregunto si, en su caso, no tendrían un significado autobiográfico, pregunta el entrevistador. Y contesta: "Todas las obras de arte son autobiográficas. Pero sí, tiene razón. Cuando pinté la Macarena llorando, por ejemplo, la gente pensó, con error, que me burlaba de ella. En absoluto. La Macarena ¿por qué llora? Llora por su hijo. Yo también. Me sentí identificada porque mi hija mayor es autista y yo comprendía el dolor de La Macarena".
 
Mi pasión por la imaginería española viene del barroco y de la escultora Luisa Roldán, hija de Pedro Roldán, el escultor del barroco español. Luisa Roldán no está en los libros de arte y sin embargo para mí es muchísimo mejor artista que su padre. La historia la escriben los hombres. Menos mal que el Museo Getty acaba de adquirir una de las obras de esta mujer. Las vírgenes, las estatuas de las madonnas, siempre me han fascinado. Yo colecciono esas imágenes, tengo cientos de estas esculturas por mi casa y la mayoría son del siglo XIX y españolas. Tengo también un Cristo enorme que compré en Mérida (México) con apenas 25 dólares que me quedaban.