El usadísimo término "pop art" hace
referencia a la expresión inglesa "popular art" propuesta en
1955 por Leslie Fieldler y Reyner Banham. El concepto se refería a un
amplio repertorio de imágenes de la cultura urbana de masas, integrado
por la publicidad, la televisión, el cine, la fotonovela, los cómics,
etc. Las temáticas no fueron arbitrarias; su elección estaba
condicionada por los símbolos presentes en los medios de comunicación.
Uno de los símbolos más usuales fue el del status de la personalidad y
de la posición social, autos, alimentos, viviendas y confort doméstico.
También fue frecuente la utilización de comerciales. Estos se referían a
todos los medios de publicidad y propaganda de los productos que podían
elevar el status social (la sopa Campbell). El
símbolo sexual fue introducido por el pop con gran fuerza. Su temática
respondía a la imposibilidad propia de la sociedad burguesa de vivir y
ver auténticamente el sexo (surplus represio, de que hala Marcuse).
El objeto femenino se integraba como algo abstracto, y la sexualidad se
insertaba dentro de la mecánica publicitaria. Pese a las críticas que ha
recibido el pop como movimiento, es claro que ha sido la tendencia más
decisiva en el desarrollo de representación de los años 60. Sus
lecciones a nivel de lenguaje, así como el replanteamiento de la
problemática artística siguen operando en la actualidad. |
En la
década de los sesenta ya da cuenta de la capacidad inagotable de Warhol
en cuanto a producción y percepción. Sus famosos retratos lo convertirán
en el nuevo Velázquez, el pintor de corte que registra
la fama y glamour, donde meninas, príncipes y
princesas se sustituyen por las fulgurantes estrellas del espectáculo y
la política. La serie de Jaqueline Kennedy, Jackie (1964), y
Marilyn Monroe, Marilyn
(1968) abren el taller del artista a las más destacadas luminarias de la
época |