Las obras de arte de las personas con enfermedad mental grave son libres. Suelen ser más espontáneas y sin la rigidez academicista. Los pacientes crean sin tener en cuenta la opinión del público. El Museo del Hospital Psiquiátrico de Aarhus (Dinamarca) reúne más de 10.000 obras realizadas por cerca de 90 pacientes durante el siglo pasado. Vea algunos ejemplos de la colección permanente.

 Marie Heiberg, violinista, cantante en un coro y artista bien dotada, es "una mujer extraordinaria", describe Lejsted. Sus obras se caracterizan por ser "profundamente emotivas, tristes y transcurren en un paisaje imaginario donde el cielo y los océanos están unidos", ilustra esta historiadora del arte. La pintura 'Mesías' está inspirada en su experiencia cuando tocó al violín una oratoria de Händel.

Pintura expresionista de Henning Simonsen (1936-1989). El artista, que padecía esquizofrenia, residió la mayor parte de su vida en instituciones mentales. A pesar de ello -o precisamente por ello- dedicó gran parte de su tiempo a expresarse a través del arte.

El artista Louis Marcussen, también conocido como Ovartaci, era un apasionado de las mujeres. En su opinión eran "las criaturas más sublimes y la imagen de la perfección". Siempre las dibujaba o esculpía con un aspecto muy característico: con ojos almendrados y largos y gráciles miembros.

Siempre sintió nuestro museo como el sitio apropiado para exhibir su arte", relata a Lejsted, responsable del museo, sobre Johnny Horn, el autor de este cuadro. "Sus obras son extremadamente expresivas y potentes. El fuerte dinamismo queda realzado por su sensibilidad al utilizar el color. Es capaz de darle una expresión dramática a una pintura, pero también lo utiliza de forma equilibrada para dar vida a una composición serena y atrevida a la vez

Otra de las espléndidas mujeres de Ovartaci. Su enfermedad mental, esquizofrenia, se desencadenó en algún momento de los tres años que vivió en Argentina. Cuando regresó a Dinamarca ingresó en el Hospital Psiquiátrico de Risskov, donde permaneció 56 años, hasta que murió en 1985 a los 91 años.

El autor, Michael Hoegholm, nació en 1953. Según él mismo ha explicado, la enfermedad mental es la principal razón por la que comenzó a pintar. Se dio cuenta de que cuando sus palabras se 'quedaban cortas', podía expresarse a través de pinturas. Sin embargo, no ha podido mantener la producción de obras durante largo tiempo, bien por falta de fortaleza y ánimos o por falta de recursos. Al principio sus pinturas eran oscuras y espeluznantes, pero pronto su paleta se volvió vívida y brillante, llena de colores como los de esta imagen.

Otro cuadro de Ovartaci. El artista era extremadamente prolífico. Los inquietantes seres de la imagen son recurrentes en sus obras.

Arne Boedker, autor de este dibujo, realizó la mayoría de sus trabajos cuando estaba en una etapa mala de su enfermedad. Desde su niñez estuvo interesado por el arte y dedicó gran parte de su tiempo a viajar por Europa. En muchas ocasiones el destino principal era un museo, una obra arquitectónica o una exposición

Antes de su prematura muerte a los 35 años, Jan Nedergaard (1951-1986) fue reconocido como artista y participó en numerosas exposiciones. Sus pinturas, llenas de símbolos, están caracterizadas por su preocupación por la religión y la cosmología.

A Jan Nedergaard, como a muchos otros pacientes, no le agradaba el hospital, pero en el momento en el que se le ofreció un estudio en el centro, cambió de idea completamente", relata Lejsted.

La obra pertenece a Frits Albert Florentinus Strand (1853-1936). "Fue hospitalizado en 1907 hasta su muerte. Los problemas con la bebida le provocaron delirios y se volvió violento, sobre todo con su mujer", explica Lejsted. "Durante su estancia en el hospital, Strand era educado, sociable y estaba muy volcado en sus pinturas", prosigue. No obstante, "estaba convencido de que su situación era injusta y se consideraba un mártir.