Virgen de Port Lligat. Primera versión del tema, 1949
El Papa Pío XII había recibido en audiencia a Dalí y bendijo esta primera versión de la Madona de Port Lligat. Desde entonces Dalí profesó abiertamente el catolicismo. Tras su vuelta de Estados Unidos, la pintura del artista versa cada vez más sobre temas religiosos, aspecto importante en su producción y a veces olvidado. Estudia la obra de Velázquez y el motivo religioso del Renacimiento y de Occidente. Dalí desarrolló su trabajo religioso–metafísico-místico: Cristos, Vírgenes, motivos eucarísticos …  En 1958, Dalí y Gala se casan en la ermita Capilla de los Ángeles. Un acto privado, serio, el acto menos “daliniano” de su vida. Ofició el párroco que había sido de Cadaqués, D. Francisco. En el 1959 visita a Juan XXIII en el Vaticano.

Esta es la segunda versión de la obra de 1949 (imagen superior),  y supone un homenaje al pueblo que fue su hogar desde 1930. El cuadro está inspirado en La Virgen y los santos con Federico da Montefeltro, de Piero della Francesca. Ambos cuadros muestran en el fondo un ábside y una concha, símbolo de la inmortalidad, y de la cual pende un hilo que sostiene un huevo. Junto con la inspiración renacentista, la Virgen y el Niño bajo un viejo arco con capiteles clásicos, contiene también elementos  surrealistas: sobre la Virgen flotan una caracola y un huevo, y la rodean flores, peces y cestas como ofrendas. En el pedestal se aprecia un rinoceronte y una figura geométrica. La escena está sumergida en una iluminación crepuscular, con negras nubes tras los cortinajes. En el centro (ver detalle) hay un efecto recurrente, a modo de muñecas rusas: en el cuerpo de la Virgen se abre una ventana donde reposa el Niño, cuyo cuerpo tiene otra donde se aprecia un pan, símbolo de la Eucaristía. El niño, modelo de perfección, se repetiría posteriormente en otras obras.